Centenario enamorado de la vida
✍🏻Bertha Pulido Francia CMHW
Rigoberto Morales Orosco integró, desde los primeros días del mes de julio del 2025, la cifra de los más de 170 centenarios de Villa Clara, al centro de Cuba.
Este longevo nutrió al territorio con 12 hijas, no tuvo varones, pero quiso la vida que entre sus 16 nietos y bisnietos esté la presencia masculina.
Con él conversé, el día que le celebraron su cumpleaños 100, rodeado de hijas y nietos en la casa de abuelos número 1, con un sistema seminterno en Santa Clara, la capital villaclareña.
Así lo deseó, pues por varios años formó parte del grupo de abuelos de la unidad.
Es de mediana estatura y sus ojos de mirada profunda parecen descubrir el pensamiento ajeno.
—¿Cómo llegar a los 100 años?
«Trabajando», me dijo. «Laboré por muchos años en la Agricultura y, aunque usted no lo crea, eso fortalece al organismo, ya casi al jubilarme me incorporé a la Textilera «Desembarco del Granma»», apuntó.
—¿Estilo de vida?
Sonrió con picardía a la interrogante y una de sus hijas, la ingeniera Mayda Morales, trabajadora de la Universidad Médica de Villa Clara, me ofreció detalles de sus gustos y preferencias.
«Muy optimista, muy laborioso, le gusta la carne de cerdo, el arroz amarillo y a los 89 años, a petición de una de sus hijas, la doctora Marilyn Morales, dejó de fumar, tiene muchas amistades pero no todo es bueno», refiere la hija sonriente.
En su primer matrimonio tuvo 10 hijas, del segundo 2, y acá en la casa de abuelos se enamoró en dos ocasiones.
Fue entonces cuando le dije a Rigoberto: ¿Ser un eterno enamorado le ayudó a llegar a los 100?
Su respuesta fue afirmativa, y las carcajadas retumbaron en el local.
El centenario tuvo dos celebraciones, la segunda fue en el hogar, donde alzó su copa de enamorado de la vida.
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