Fidel en la memoria del Capitán Julio López Granado
El capitán de la reserva, Julio López Granado, integrante de la caravana de La Libertad, recuerda este 13 de agosto su paso por la ciudad de Santa Clara y de manera especial su estancia junto a Fidel Castro en la casa donde residía Enrique Oltusky, coordinador del Movimiento 26 de julio en la provincia.
En la carretera central en Santa Clara, a unos metros de la rotonda a Placetas, destaca una edificación perteneciente a la arquitectura moderna cubana de la década del 50 del pasado siglo. Era la vivienda del doctor Guillermo Rodríguez en la cual vivía Enrique Oltusky, coordinador provincial del Movimiento 26 de julio y la primera parada de Fidel Castro el 6 de enero de 1959 en su paso con la caravana de La Libertad por Santa Clara procedente de Sancti Spíritus.
En esta antigua casa, hoy Cámara de Comercio de la Republica de Cuba, cada estructura, cada ventanal, escaleras y cuartos atesoran la presencia del lider de la Revolución junto a Celia Sánchez y otros revolucionarios. Entre aquellos barbudos estaba el capitán de la reserva Julio López Granado, quien con solo 14 años se unió a Fidel tras la victoria en el cuartel de la Plata en 1957 como mensajero y soldado de la guerrilla.
Con 87 años y una memoria prodigiosa, este combatiente recuerda su andar victorioso por toda la isla hasta llegar a la Habana el 8 de enero de 1959 y luego seguir a Pinar del Rio.
«Yo venía en un carro delante de Fidel, pertenecía al grupo de exploración y ya sabíamos que haríamos una escala en casa de Oltusky. Al llegar nos bajamos, rodeamos la casa, revisamos todo y dimos el visto bueno. Recuerdo que el lugar estaba lleno de personas deseosas de ver a Fidel. Poco después llegó, lo esperaba el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, saludó a las personas y entró para conversar con algunos».
«Me impresionó mucho ese día el momento en que Orlando Bosch se acercó a la casa y pidió hablar con Fidel. Fue la primera vez que vi a nuestro jefe de una manera muy seria y lo mandó a sacar del lugar, al parecer ya sabía de los planes de Bosch».
Tras descansar en uno de los cuartos de la entonces casa clínica, y sostener un diálogo con Oltusky y otros dirigentes, así como con con el periodista Carlos Lechuga, Fidel al frente de la caravana, se traslada al mediodía hacia el parque Vidal donde un pueblo ansioso lo esperaba.
«En lo que Fidel hacía escala en la casa de Oltusky, el grupo de exploración fue hasta el parque Vidal para asegurar su presencia. Allí hicimos nuestro trabajo, conocí al periodista Aldo Isidrón y cuando llegó el Comandante eso se convirtió en una fiesta de pueblo».
De aquel 6 de enero en Santa Clara y de otros muchos días, este integrante de la Columna Número 1 José Marti y combatiente de varias misiones internacionalistas, guarda con celo en su memoria cada momento vivido junto a Fidel.
«Para mí Fidel es un Dios, fue como mi padre, nunca le fallé en ninguna misión, yo y mi familia tenemos mucho que agradecerle. Con una ética y con un gracia natural nos educó en la Sierra Maestra, imagínese dirigir una columna de guajiros analfabetos. Era muy estricto y no toleraba la indisciplina y fue su ejemplo el que me formó como un verdadero revolucionario».
Contar la historia es traer el pasado al presente y perpetuar su recuerdo en el tiempo. Por ello regresar cada 6 de enero a esta antigua vivienda convertida en 1974 en Cámara de Comercio de la República de Cuba en el centro del país, constituye para Julio López uno de los momentos más emocionantes y feliz de su vida.
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