El declive de la salud mental en el mundo
✍🏻 Aimée Díaz Quesada
En un mundo cada vez más interconectado y acelerado, una crisis está cobrando fuerza: el preocupante declive de la salud mental a nivel global. A menudo relegada a un segundo plano, la salud mental -que abarca nuestro bienestar emocional, psicológico y social- es tan fundamental como la salud física. Sin embargo, las crecientes presiones de la vida moderna, combinadas con la estigmatización y la falta de acceso a servicios adecuados, han contribuido a una crisis que requiere atención urgente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como «un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y es capaz de hacer una contribución a su comunidad». Cuando este equilibrio se ve comprometido, las consecuencias pueden ser devastadoras.
Se estima que una de cada ocho personas en todo el mundo sufren de trastornos mentales como depresión, ansiedad, trastorno bipolar, esquizofrenia y trastornos alimentarios. Estos trastornos no solo afectan la calidad de vida de las personas, sino que también tienen un impacto significativo en la productividad laboral, las relaciones interpersonales y la salud física.
Según el Programa Nacional de Atención Integral a la Salud Mental, la prevalencia de trastornos mentales en Cuba es similar a la de otros países de América Latina. Se estima que entre el 10% y el 15% de la población adulta sufre de algún tipo de trastorno mental, siendo la depresión uno de los más comunes en el país , especialmente entre las mujeres y los adultos mayores.
Varios factores contribuyen a esta crisis.
El estrés crónico, las altas expectativas sociales, la incertidumbre económica, la soledad y el aislamiento, el uso excesivo de las redes sociales y la exposición a la violencia y la discriminación son solo algunos elementos que pueden afectar negativamente la salud mental.
Además, la estigmatización de los trastornos mentales sigue siendo un obstáculo importante para el acceso a la atención. Muchas personas que sufren este tipo de problemas se sienten avergonzadas o temen ser juzgadas, lo que les impide buscar ayuda profesional.
Sin embargo, en los últimos años se evidencia una creciente conciencia sobre la importancia de la salud mental y un esfuerzo cada vez mayor por desestigmatizar los trastornos mentales.
Las campañas de sensibilización, las iniciativas de promoción de la salud mental y la expansión de los servicios de atención están contribuyendo a mejorar la vida de las personas que sufren este padecimiento .
Abordar esta crisis requiere un enfoque integral que involucre a todos los actores de la sociedad . Es fundamental invertir en la prevención, la detección temprana y el tratamiento de los trastornos mentales. Además, es importante fomentar un entorno social que promueva el bienestar emocional y psicológico. Esto implica crear comunidades más solidarias, fomentar la resiliencia y el manejo del estrés, y promover hábitos de vida saludables.
Publicar comentario