martes, 14 mayo 2024

José Martí, un filósofo de su tiempo

Este 28 de enero los cubanos rinden homenaje a José Martí, el hombre dueño de un pensamiento político filosófico que ha trascendido el tiempo y las fronteras para convertirse en el más universal de todos los cubanos.

Acercarse a la obra y pensamiento de José Martí  es como hacerlo a un manantial que nunca se seca. Leer cada una de sus palabras, frases y artículos constituye una fuente inagotable de conocimientos que renacen en cada época y trascienden fronteras. Su visión futurista y su concepción materialista del mundo, lo hacen un filósofo de su tiempo.

Y es que en toda su obra está presente esa concepción filosófica del hombre ideal, de la naturaleza, de la sociedad, de la verdad y de justicia social. Sobre ese hombre ideal al que Martí aspiraba, lo llamó HOMAGNO, un ser de pureza absoluta, pero alcanzable.

Como filósofo natural todo su pensamiento inicia y se  corrobora desde la práctica: “La experiencia es la base más firme del conocimiento (…) No tengo derecho de asentar un sistema metafísico sobre imaginaciones”.(Martí, 1963. T. VI. Pág. 333)

De allí que el conocimiento profundo de la realidad del hombre y de la sociedad latinoamericana de su época, y su interés por transformarlos, lo llevó a la búsqueda de un pensamiento teórico-original, que rompía  con las tradicionales concepciones. Martí contó con una sólida formación filosófica especializada al estudiar precisamente Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza (España), donde además se  graduó el 30 de junio de 1874 de Licenciado en Derecho Civil y Canónico, y  poco después se desempeñó como profesor de Historia de la Filosofía en la Escuela Normal de Guatemala.

Conoció profundamente los más importantes sistemas filosóficos, tanto del Occidente como del Oriente, de diferentes etapas históricas, así como los de su época, sobre todo los que se difundían en América Latina, en España y en los Estados Unidos. Sobre sus  estudios de la teoría de Carlos Marx expresaba> “Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos”. Marx dotó a la clase obrera una teoría científica para echar por tierra las injusticias y derrocar a la naciente burguesía, clase que como el bien expresaba “no tenía nada que perder”.

Pero lo más sobresaliente de esta faceta de José Martí no era solo su incansable sed de conocimiento, sino su capacidad de interpretarlo y de aplicarlo a la realidad cubana y latinoamericana. Su  participación en el proceso revolucionaria cubano durante las dos guerras y su fecunda obra literaria hablan de la capacidad intelectual y  política del líder, considerado el más universal de todos  los cubanos.

A partir de sus estudios, el Apóstol no se situó ni en la posición del materialismo filosófico ni en la del idealismo, pues  planteaba que todas las escuelas filosóficas podían concretarse en dos: [materialismo e idealismo], ya que las dos unidas eran la verdad. De allí  que su posición buscaba un equilibrio entre el materialismo, considerado por él como la exageración de la materia y el espiritualismo que era la exageración del espíritu.

José Martí tuvo el mérito de asumir y enriquecer, a mediados del siglo XIX, el inmenso saber filósofo que le antecedió, así como le dio continuidad y lo elevó a escala superior.


Belkis Vidal Ramos

Periodista Licenciada en Historia y Marxismo por la UCP de Sancti Spíritus en 1993. Periodista de profesión y pasión.

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