viernes, 10 mayo 2024

¿Es el buen vestir correr detrás de la moda?

Buen vestir y moda están muy ligados en la actualidad. Criterios al respecto forman parte de una preocupación cotidiana, si tenemos en cuenta que la economía es un factor muy importante para muchos.

Buen vestir y moda están muy ligados en la actualidad. Criterios al respecto forman parte de una preocupación cotidiana, si tenemos en cuenta que la economía es un factor muy importante para muchos.

Cuando hablan de buen vestir y de modas, siempre recuerdo una frase de mi abuela materna: “Estar a la Moda es andar limpio y cosido”, sin embargo, también recuerdo que a ella le gustaba el buen vestir, y a pesar de proceder de una familia muy pobre, tenía el don de vestir bien y de modernizar cada pieza de ropa en desuso para siempre lucir perfecta.

No salía de casa sin percatarse que su apariencia era la correcta; una limpieza impecable en cada pieza de vestir, aun para estar en el hogar. El uso de un delantal le permitían estar presentable ante cualquier visitante que llegase de imprevisto.

Parece que era un don familiar, porque recuerdo a una sobrina, criada por ella, que cada mañana no salía del espejo hasta que su presencia no fuera la correcta para emprender las tareas domésticas y el desandar cotidiano.

Crecí entre una abuela, tías, y por supuesto una madre presumida, que hicieron de mí también una persona que valide la apariencia, lo que no significa en ningún momento vivir pendiente de la moda y los trapos, sino recordar cada mañana que debemos ser admirados por la pulcritud y no ser jugado con pena por el desarreglo. Y aseguro, como mi abuela: “Eso es estar a la moda”

Crecí también con una madre costurera que siempre se encargó de reparar mis atuendos antes de salir de casa, y quien aun con 81 años, se preocupa por su higiene personal, sus manos y pies arreglados, su pelo cortado de acuerdo a su edad y su ropa limpia y cocida, máxima aprendida desde pequeña y que nos inculcó a todos.

Pero quizás para muchos esto no es moda, la moda la ven como el uso del último modelo que está en las tiendas o aquel que exhibió tal artista en la tele, sin importar cuantos días lo llevan en uso, y si aún mantiene la higiene y apariencia que merecen los que se cruzan contigo en la calle.

Pero si de esa moda se trata, esa que las gentes persiguen constantemente, es bueno recordar que aun sin necesidad del desembolso continuo, se puede estar a la moda. Es válido recordar que la moda es cíclica. Puede usar y guardar en su ropero, para luego hacer cambios en su diseño cada cierto tiempo, y de esa forma estará presentable en cualquier ocasión.

La moda nunca muere, lo que usamos hoy volverá pronto con variaciones, aires nuevos y modernos, que le permite, en ocasiones, hacer modificaciones al vestido que ya se puso viejo.

Pero estos criterios no me impiden coincidir con los que aseguran que la cultura del vestir en Cuba se deteriora, se pierde en medio de una sociedad que se deja llevar por patrones de consumo y tendencias extranjeras, sin importar el clima, la ocasión para la cual nos vestimos, y hasta la edad que tenemos.

 Y no coincido con los que piensan que el buen gusto al vestir depende de las necesidades económicas. Todo lo contrario.

En Cuba este fenómeno está presente, y cada día aumenta un poco más. Y no es que siempre hay que ir de traje y corbata o vestido largo y con mangas; solo respetar y recordar que vivimos en sociedad y eso conlleva respeto.

Si preguntas en la calle sobre este creciente problema, encuentras respuestas que culpan al clima del país al referirse a las formas del vestir del cubano, de las escases de telas, o que “el salario no alcanza”.

Pero saber vestirse conforme a cada ocasión y lugar, no se relaciona con escases de recursos o limitaciones económicas, sino que surge de una incorrecta educación social que nace y se cultiva desde la familia.

Es cierto que la moda puede ser definida como un mecanismo que regula las elecciones de las personas, ya que por una especie de presión social, indica a la gente qué debe consumir, utilizar o hacer. Con el tiempo se convierte en un hábito repetitivo, que identifica a un sujeto o a un grupo de individuos.

Sabemos que influyen también en el vestir las ofertas que hoy tienen las tiendas estatales, casi las mismas a nivel nacional; así como las características de las prendas que se adquieren en el “mercado negro cubano”, traídas desde el exterior con iguales patrones y rasgos, pero con facilidades de pago.

También es cierto que los diseñadores cubanos no trabajan para el cubano común, sino pensando en el mercado extranjero. Hermosas confecciones, telas y modelos apropiados, cómodos a nuestro clima y a nuestra cotidianidad. Pero…. ¡Precios inalcanzables!

Y vuelvo al conflicto entre la economía y la moda, aunque este factor no es decisivo a la hora del vestir de un cubano. Muchos son las causas que atentan contra nuestra vestimenta, contra la cultura del vestir, e insisto, porque la ropa tiene un lenguaje y una comunicación.

 Y vuelvo otra vez a mi abuela y su criterio respecto a la higiene, la sencillez al vestir, la ocasión para cada atuendo y el aspecto personal.  Ella afirmaba que la presencia personal era la mejor carta de presentación en cualquier lugar, y también recuerdo esa frase tan gastada que asegura que ¡la imagen dice más que mil palabras!

Pero ojo, no significa esa buena imagen que debemos proyectar, ¡correr detrás de la moda!, porque ¡lo más importante es la persona que está debajo de cada vestido!


Eleonora María Flores Pedraza

Periodista Licenciada en Historia y Ciencias Sociales 1984, muestra interés por el periodismo y los problemas de la sociedad.

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