El día del Manatí
Hace más de 30 años me tocó filmar un Manatí que había sido destazado sin piedad por un matarife anónimo en la bahía de Nazabal. Aquel día me prometí ayudar, desde mi profesión, en la conservación de la especie y así han aparecido escritos, decenas de programas en la tv y más de un documental.
En este viaje por el tiempo me monté en un extraño ómnibus en el que son pasajeros desde hace años, decenas de personas que desde sus profesiones respectivas, intentan ayudar a la especie en peligro de extinción. Como en todos los recorridos complicados, algunos se bajaron cuando aparecieron los baches, pero muchos más subieron. Desgraciadamente hemos hecho paradas, como aquella para llorar a Pepe Tony, el especialista de la Empresa de Flora y Fauna quien durante muchos años fue nuestro conductor.
La ruta tras los rastros del Manatí me ha llevado al Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana, la Termoeléctrica de Santa Cruz al este de la capital, donde un día se tuvo la primera evidencia de las migraciones de la especie entre el Sur de la Florida y Cuba; a decenas de reuniones y encuentros, pero sobre todo a la costa de Villa Clara y la bahía de Nazabal, donde se documentan la mayor parte de los avistamientos y choques entre el hombre y la especie en el país.
Así llegamos al 7 de septiembre (el día del Manatí en el Caribe) y en el que da inicio una jornada para preservar la especie. La fecha llega con resultados en la educación ambiental de pescadores y las comunidades costeras. De tanto pedirlo, ya funciona un ordenamiento en Nazabal que ha reducido la mortalidad por el uso de redes de pesca y desde hace poco más de un año y medio, no hay reportes de mortalidad, sacrificio ilegal y crecen los avistamientos del mamífero marino.
Ello es un logro de los ambientalistas de la provincia y sobre todo de un grupo de gente muy entusiasta pertenecientes al refugio de Fauna de Lanzadillo-Pajonal-Fragoso, quienes (aún bajo los inconvenientes de la pandemia), han continuado adelante su trabajo para preservar la especie. A ellos y a todos los que viajamos en este simbólico ómnibus de amigos del Manatí, la promesa de que seremos fuertes, prevaleceremos y un día no muy lejano nos volveremos a reunir nuevamente para celebrar, hablar de rutas y el camino que nos queda por recorrer.
Deja una respuesta