Un adiós de 66 años
El 26 de octubre dedicó palabras al pueblo, vehementes y emotivas, propias de su ímpetu y su entrega a una Revolución que nacía martiana y ahora también fidelista.
¡Cómo imaginar que sería la última vez que sería escuchado por quienes lo consideraban un héroe! Dos días después, el 28 de octubre, el Comandante Camilo Cienfuegos perdía la vida en un accidente aéreo que vistió a Cuba de un luto que, 66 años después, por momentos, se siente como el primer día.
El jaranero joven de Lawton, el muchacho de una barba enorme pero de escasos 27 años, el mismo que vino en el Granma, que bajó de la Sierra y trajo en una de las columnas invasoras la luz del triunfo cercano, dejó una huella imborrable en la historia de una nación que hoy todavía lo aplaude, lo admira y lo sigue.
Aquel valiente habanero que cambió al Che su boina por el sombrero alón, y ambos, sin saberlo, trazarían así el camino de sus imágenes para la posteridad, se convirtió en el Héroe de Yaguajay, el líder que transformó cuarteles en escuelas, el que colocó a los campesinos en el centro de sus primeras tareas asignadas por Fidel .
Más de seis décadas después, los ríos y costas cubanas siguen siendo el lugar al cual el pueblo, su pueblo, acude cada año a rendirle homenaje, con flores y banderas, porque para los cubanos, su luz es simplemente eterna.



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