Sin título nobiliario, pero conde de verdad

En el pasado quedó la identificación de “el patio de los bueyes” a los barrancos cercanos al poblado Manicaragua, ahora bien conocidos como la finca de los Conde desde que, hace algunos años, Orelvis , alentado por  su padre Mariano, se estableció allí.

Y de menos a más tierras, extendió cultivos a punta de guataca y en pocas ocasiones, con su yunta de bueyes. Acudiendo a las prácticas sanas y baratas de la agroecología, aun fuera de tiempo, produce hortalizas, viandas de diferentes ciclos y de forma escalonada y granos.

Así, este productor asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Pablo Carta, garantiza su “siempre aquí tengo comida” y esa sí llega al pueblo cada sábado sin necesidad de gardeos porque “campesino que se respeta y tenga vergüenza, cumple con la palabra empeñada”.

Su fórmula es simple, metódica. Entre jueves y viernes comienza a recoger los productos, dispone la carga y con ella amanece en el punto de venta de la feria agropecuaria, “yo mismo llevo mis productos porque de mi sudor, ningún revendedor va a vivir, además siempre bajo un poco el precio, no hay nadie de intermediario y eso lo agradece la gente que siempre procura por mí”.

En la finca, todo lo que se planta es de utilidad, hasta las matas de gandul le dan al congris otro color y sabor. Eso lo sabe no solo Orelvis, sino también su padre e hijo, trío perfecto no por genética solamente, sino por acomodo familiar y así se entregan a crecer y mantener todo el patrimonio en estos predios.

Descolgado del tiempo, pareciera que este hombre tiene brazos de sol, pues con ellos en continua faena, saluda y despide al astro rey.

Sobradas razones para la condición de Vanguardia Provincial que recibió en el acto municipal por el Día del Campesino  este Conde, de título ganado con manos y pies firmes en la tierra.