Nuestros abuelos a buen resguardo
Rosaida Vázquez tiene 79 años vive en Santa Clara, sola, pero recibe la atención de sus hijos quienes trabajan. Su soledad es relativa, pues logra a través de su teléfono fijo una activa comunicación. Además, esta anciana de mente muy lúcida se mantiene en total ajetreo durante el día, unido a sus labores domésticas, ahora se le suma la confección de nasobucos y anticatarrales para su familia y vecinos.
Ella es de los 184 mil 795 adultos mayores de 60 años que tiene Villa Clara y dentro de ellos, de los 35 mil 321 abuelos que viven solos. Sin embargo, en tiempos de la pandemia de la COVID-19 ella no ha quedado desprotegida.
«Hace unos días recibí muy temprano la visita de una trabajadora social que me realizó varias preguntas, entre ellas si se necesitaba que me trajeran los mandados de la bodega y la comida para que no saliera a la calle. Le respondí que no era necesario, pues una vecina me ayuda en esos trajines. De igual forma el pastor de la iglesia y los hermanos de la congregación bautista me llaman a diario y me traen de los productos que ellos distribuyen, ayuda que se suma a los que mis hijos me dan», explica la anciana.
Para estos abuelos que viven solos, el sistema de salud en Villa Clara ha organizado una estrategia de atención y protección la que incluye la distribución de los alimentos y los productos de la canasta básica a cada una de sus viviendas, así como el pesquisaje diario por los estudiantes de medicina para detectar algún síntoma respiratorio.
De igual forma se mantienen funcionando en el territorio las 26 casas de abuelos donde 643 ancianos reciben una atención esmerada que incluye ahora un sistemático lavado de lasmanos y una rigurosa limpieza de las instituciones.
«Por la mañana, antes de entrar, lo primero que hacemos es lavarnos las manos, operación que se repite varias veces en el día. Las auxiliares de limpieza son muy cuidadosas con la higiene de la casa y la mantienen muy limpia, a cada momento le pasan paño a los sillones, a las mesas, a las agarraderas del baño y la enfermera y el médico nos preguntan constante si nos sentimos bien. Además, nos dicen que tenemos que estar a una determinada distancia, que si estornudamos nos pongamos el antebrazo para evitar contagio. Yo realmente me siento muy bien en esta casita de abuelos donde hay mejores condiciones y alimentación que en mi casa», argumenta Graciela Pérez, una de las abuelas.
«Hemos redoblado la vigilancia médica y sanitaria en estas instituciones y las trabajadoras sociales desempeñan un rol vital en el cuidado de los ancianos. Tenemos el control de los abuelos que en estos momentos no asisten al centro para quedarse en casa, a los que le llevamos el almuerzo y la comida», explica la doctora Mirta Rosa Hernández, jefe del departamento del adulto mayor en Villa Clara.
Asimismo se han reajustado las medidas de prevención y cuidado para 855 abuelos en hogares de ancianos, los 112 pacientes del Centro Psicopedagógico Fredyy Maymura,así como para los internados en el hospital psiquiátrico.
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