Hacedoras de su propia historia

El 23 de agosto se celebra el aniversario de la FMC, día propicio para analizar los logros alcanzados por las mujeres cubanas.

Mabel Dipoted Moyinedo es fiscal en la provincia de Villa Clara y desde 1986 se integró a la Federación de Mujeres Cubanas, como tantas otras villaclareñas que han entregado parte de su vida a conquistar los logros que hoy ostenta la organización a sus 56 años de fundada.

Ella pertenece al grupo de féminas que este 23 de agosto recibió la distinción que premia la dedicación de una organización nacida al calor de la Revolución.

Santa Clara fue la sede del acto municipal de la conmemoración y al igual que los demás municipios de Villa Clara ocurrieron actos para homenajear la ocasión. En el acto municipal en Camajuaní se reconocieron los siete bloques más destacados de los 45  cumplidores  en el territorio, de la primera y segunda etapa del proceso político “Conquistando el Futuro”.

Nilda Santos, fundadora de la FMC y delegada del bloque 35 del Consejo Popular de Vueltas, uno de los que mejores resultados alcanza  en el municipio, refiere el orgullo que siente de haber contribuido a la creación de la organización, tocando de casa en casa, de  puerta en puerta, ante el llamado de Fidel,  para cubrir todo el territorio y que nadie se quedara sin la oportunidad de pertenecer a la agrupación, como se le llamó en sus inicios.

En cambio, en Manicaragua, la historia de las hermanas Raquel y Rosaida Urquiza Ceballos no se aleja en detalles a la de Blanca Palma, Angela Medina, Lutgarda Veitía, Dora Gutierrez y de otras tantas mujeres como fuerzas distintivas de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en Manicaragua.

Desde los inicios de la organización femenina hace más de medio siglo, estuvieron vinculadas a tareas de dirección, responsabilidad de la cual se enorgullecen por constituir fuerza testimonial del protagonismo de las mujeres en la construcción del proceso revolucionario en el país.

Y por estos días de celebraciones, reviven en remembranzas y evocaciones los días entre lodo, montañas y trillos, en pleno desafío contra las amenazas de las bandas contrarrevolucionarias que operaban en la zona montañosa del territorio central del país, tiempos para organizar a las mujeres y hacerles comprender su papel en los momentos trascendentales que vivía la Revolución.

En la actualidad más del 60% de los graduados universitarios en Cuba son mujeres e igual porciento se encuentra en la categoría ocupacional de técnicos y profesionales, pero ser mujer sigue siendo un desafío y un don.

Con una política inclusiva puesta en práctica desde 1959, la mujer cubana ocupa lugares cimeros en el desarrollo económico, político y social del país. Organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas y proyectos como las casas de Orientación a la mujer y la familia protegen a las víctimas de maltratos y ofrecen oportunidades de superación a las féminas.

Una realidad que contrasta con estadísticas a escala mundial publicadas en sitios digitales que develan que en la etapa universitaria las mujeres suelen obtener mejores calificaciones que los hombres. No obstante, en la vida laboral, son las féminas quienes poseen la mayoría de los empleos a tiempo parcial, perciben menos salario y ocupan en menor medida puestos de responsabilidad en las empresas y ámbitos de decisión.

Atrevidas y luchadoras se descubren las mujeres cubanas, intrépidas por naturaleza, decididas. Se ha abierto camino y se mantiene buscando una igualdad, una igualdad que todavía es quimera porque sobre ella recae, casi siempre, todas las responsabilidades hogareñas en su rol del sexo débil. Pero se crece y continúa escribiendo su propia historia.