sábado, 27 abril 2024

Delegado de corazón

Ramón Prado Espinosa es un cubano que respira Revolución por cada uno de sus poros, de esos que no se rinde ante obstáculos, ante opiniones contrarias o pesimismos esgrimidos para opacar lo hermoso que se puede construir en nuestros barrios.

De sus casi siete décadas de vida, Prado dedicó la mayor parte de ellas, además de a sus funciones profesionales en el sector de la construcción, al trabajo comunitario, como Delegado de la circunscripción número 140 del Consejo Popular Capiro-Santa Catalina, de la ciudad de Santa Clara, cargo que ocupó durante más de 20 años.

Y es que Ramón Prado Espinosa es un cubano que respira Revolución por cada uno de sus poros, de esos que no se rinde ante obstáculos, ante opiniones contrarias o pesimismos esgrimidos para opacar lo hermoso que se puede construir en nuestros barrios.

Algunos achaques de cuerpo, pero jamás de alma, le llevaron hace poco más de un año a renunciar a sus funciones oficiales dentro de dicha comunidad y “pasar el batón” a las nuevas generaciones.

Sin embargo, ello no ha impedido que continúe trabajando, preocupándose por todos, atento a los problemas de sus vecinos que ya son como su familia, desandando las calles del barrio en bicicleta o a pie, para saber cómo están los muchachos en la escuela, qué necesitan las “seños” en el consultorio, por qué no ha venido el camión de comunales a recoger la basura o cuándo llegará el agua a las cisternas.

Porque para los que nacimos y crecimos en este reparto, Prado es “el Delegado”, ese que reinventó alternativas de juegos infantiles en las calles en los interminables apagones del Período Especial, el que trajo payasos de la Casa de la Cultura un domingo para los más pequeños, el que movilizaba desde las cuatro de la madrugada a todos para marchar a la Plaza del Che el primero de mayo, el número uno en bajar de su apartamento machete en mano para enfrentar la maleza y convertir en jardines lo que antes fue un basurero.

Prado también tuvo sobre sus espaldas la reconstrucción del parque del centro deportivo conocido como Campo Sport, donde niños, jóvenes e incluso ancianos, tienen su espacio para practicar deportes o pasar un rato agradable.

A él acudían siempre las madres preocupadas por algún tema, los médicos de la zona en busca de ayuda ante cualquier situación, el vecino aquejado de determinado problema, porque, si no estaba en sus manos, todos tenían la absoluta certeza que su voz llegaría y sería escuchada en instancias superiores, donde pudiera buscar siempre una respuesta.

Por eso, en una de las más recientes visitas del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel, junto a sus siete compañeros nominados como candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular por la Ciudad de Marta y el Che, Prado fue de los primeros en acudir al intercambio celebrado en la comunidad, con el orgullo de quien se reencuentra con el amigo que tantas veces lo escuchó a deshora en su oficina, cuando ejercía como primer secretario del Partido en Villa Clara.

Allí, desde el patio del Centro Provincial de la Danza, llegó aquella mañana de jueves el abrazo al Presidente, al coterráneo, al vecino, a quien le aseguró una vez más el consagrado revolucionario que seguirá siendo un soldado de esta Patria desde su trinchera, porque “aquí estamos los cubanos para dar el ejemplo al mundo”.


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