martes, 14 mayo 2024

A la sombra de un tamarindo

Justo en la punta de una colina, como quien mira orgulloso la ciudad que crece a sus pies,  y amparado por su simbólico tamarindo, el Parque El Carmen seduce a todo aquel que llega a sus alrededores, por esa conjunción especial de belleza arquitectónica, tradición e historia.

Justo en la punta de una colina, como quien mira orgulloso la ciudad que crece a sus pies,  y amparado por su simbólico tamarindo, el Parque El Carmen seduce a todo aquel que llega a sus alrededores, por esa conjunción especial de belleza arquitectónica, tradición e historia.

Cuenta la tradición pilonga que en sus predio, en el ala derecha de la Iglesia de “Nuestra Señora del Carmen”, dieciocho familias remedianas dieron vida a una  nueva villa. Desde entonces, cada año los que habitamos estas tierras, volvemos a este sitio fundacional que ni el paso del tiempo, ni la acción a veces irresponsable de los hombres, han podido opacar en todo su esplendor.

Y aunque nada tiene ya que ver la explanada rodeada de monumentos y amparada bajo la protección vigilante de la iglesia del Carmen con aquella “porción de tierra al pasar la cañada de los Almiquíes, en la colina, cerca del río “La Sabana”, lo cierto es que este sitio continúa como uno de los más bellos e interesantes parajes de la geografía santaclareña.

Recorrer cada espacio de su gran plazoleta es toparse de frente con una parte significativa de la historia local, y de Cuba, y de ello dan fe cada uno de sus monumentos.

Por eso no es de extrañar el columnario esculpido en hormigón enchapado en mármol, y que representa a cada una de las dieciocho familias fundadoras,  en un área con tres peldaños que elevan la base para simbolizar el lema del escudo de la ciudad: Patria, Religión y Familia. En cada columna, en su parte exterior, en letras de bronce, los nombres de las personas cabezas de familia. La más alta aparece rematada por una cruz que refleja la connotación religiosa del acto de fundación de la villa, iniciada con la celebración de una misa por un sacerdote de la iglesia católica. Debajo de esta cruz se colocó el escudo de la ciudad.

Junto a la entrada principal de la Iglesia, una sencilla tarja recuerda la Guerra Grande y las mujeres que cumplieron prisión, en ese mismo sitio, por sus ideales independentistas.

En el costado derecho, en una sencilla escultura en forma de relieve, se recuerda la figura del joven capitán Roberto Rodríguez Fernández, jefe del Pelotón Suicida de la Columna 8 comandada por y el Che, quien muriera a cincuenta o sesenta metros de la entrada principal de la Jefatura de la policía de la ciudad, justo frente al parque. La obra, del escultor José Delarra, muestra al Vaquerito de pie con su uniforme militar y el fusil al hombro.

En el centro, la Iglesia de nuestra Señora del Carmen, la más antigua de la ciudad, y cuya evolución arquitectónica evidencia el mismo grado de desarrollo alcanzado por la otrora villa. Si bien para 1745 En fue una modesta construcción de madera y guano, el edificio actual data de 1754, y ya para 1848 se le habían adicionado sus tres campanas. En el año 1953 se le incorporaron el atrio que circunda el frente y los laterales de la ermita, elemento distintivo de esta institución.


Carmen Milagros Martín Castillo

Periodista Licenciada en Periodismo por la UCLV 2012. Editora del sitio web de Telecubanacán, amante del universo digital.

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