Sin perder las esencias
Uno de los problemas más acuciantes que vivimos está dado por la inflación que atravesamos. Ante este fenómeno, apelo a la palabra clave citada en el magistral concepto Revolución dado por Fidel: el humanismo, como guía certera en una sociedad que defiende las banderas del Socialismo.
Sería oportuno en estos tiempos cortar de raíz la insensibilidad que se esconde detrás de una tarima, un punto de venta, o una empresa estatal, hoy, muchas veces, se tapan ineficiencias opacando al que trabaja, se encarece la vida, suben precios de productos o prestación de servicios, sin el menor reparo. Bien vale la pena, como refiere Calviño, sacar las cuentas de el mal que generan a grupos poblacionales como los jubilados, un grupo mayoritario en nuestra sociedad.
Un análisis a nivel social se impone, un reclamo muchas veces hecho por la máxima dirección del país; se trata de un combate colectivo a los que hacen gala de el maltrato al pueblo o la falta de gestión para generar bienes y servicios. A todo esto se une como gangrena que carcome, la falta de eficiencia, el maltrato a la propiedad colectiva y la falta de control, llamado que en reiteradas ocasiones hace el Gobierno, pero a veces, en la base, al parecer se distorsiona o se tienen oídos sordos.
Seria saludable para Cuba, de raíces profundas y una libertad ganada a base del sacrificio y la sangre de cubanos dignos, desterrar el inmovilismo, la ineficiencia, el reunionismo y el burocratismo que entorpecen, obstaculizan y desaniman a los que desean emprender y arrumbar la economía. En tiempos tan cruciales y en medio de un contexto complejo, los valores que defendemos: igualdad, la justicia social, la sensibilidad y la empatía con los demás, es necesario que sigan siendo las banderas que alcemos desde cada puesto de trabajo, el barrio y en la vida diaria, solo así lograremos el bienestar colectivo y la justicia social a plenitud.
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