lunes, 29 abril 2024

¡Felicidades, estudiantes!

En este día internacional del Estudiante, lleguen a todos nuestros niños y jóvenes el abrazo y la felicitación de nuestro colectivo.

La época estudiantil es la de las aventuras, las meteduras de patas y los dolores de cabeza que siempre son de alguien más. También es la época de la incógnita, pero es la incógnita dulce del millar de posibilidades.

Los estudiantes, los soñadores, deben aprender todos los días nuevas formas de soñar; deben vivir a 10, 20, 30 velocidades por minuto para no dejarse atrapar por estigmas sociales que ralentizarán sus sueños imposibles.

Pero en creatividad no les gana nadie. Tienen la fuerza colectiva de quienes se saben imparables con el escudo de la voluntad infinita. Es esa colectividad su mejor resguardo.

Los estudiantes de hoy, los “mala cabeza”, los que “se queman las pestañas”, los que sueñan con imposibles, ellos son los líderes de mañana. Ellos son los de las ideas frescas y locas, que no por locas dejan de ser geniales. Ellos son los que ven un problema y crean mil soluciones en un pestañeo. Ellos son los que saben ver más allá de imposibles para crear realidades.

El lenguaje de la juventud es el de la esperanza, la esperanza de que sí se puede, de que los obstáculos se hicieron para saltarlos y de que no hay imposible que no se pueda sustituir por improbable. Se dice que tienen la pizarra en blanco, pero no por falta de propósito en la vida, sino justamente por tener demasiados, tantos como sueños.

El mundo es suyo como fue nuestro una vez, ya tiene unas cuantas cicatrices, pero con un puñado de sueños se curan las peores heridas.


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