jueves, 25 abril 2024

La prudencia, una cualidad que se aprende en casa

La prudencia debe acompañarnos en cada acto cotidiano, forma parte de la educación que recibimos en casa, esa que nos acompaña toda la vida.

Recuerdo en mi niñez un spot televisivo que existía y llamaba a la prudencia: “El oso Prudencio”;  un animal llamaba a cumplir lo establecido en las leyes del tránsito y ante lo incorrecto decía: “eso no se hace”, así desde pequeños aprendíamos a no incurrir en violaciones en la vía que pudieran atentar contra la vida.

Pero aun cuando esa cualidad es muy amplia y nos invita a su aplicación en todas las esferas de la vida, aunque según mi amiga Aliuska muta y cambia como la propia existencia del ser humano, pienso que hoy necesitamos mucho de ese “Oso Prudencio” para que nos enseñe a serlo.

Mi mamá coincide con mis vecinos Carlos y Gladis cuando refieren que ser prudentes es no inmiscuirse en conversaciones ajenas, no opinar sin que nos lo pidan ni de aquello de lo que no conoces; no llamar por teléfono en horarios inapropiados, no hacer visitas inesperadas, y otros muchos ejemplos que violan las buenas maneras.

Se es prudente cuando a la hora de dar noticias desagradables, se seleccionna muy bien las palabras, o cuando se emplea un vocabulario adecuado en una conversación. Parecer con el que coinciden mis vecinos quienes ya superan las siete décadas de vida.

Aliuska, que es de una generación más actual, es de las que piensa que la prudencia no se ha perdido, sino que ha cambiado la manera de verla y aplicarla. Los más jóvenes actúan con prudencia acorde con la sociedad en que viven y las condiciones que enfrentan. Sin embargo, me asegura que en los momentos de pandemia que vivimos, se pudiera ser más sensato.

El término prudentia proviene del latín y significa: “que actúa con conciencia de lo que hace o de las consecuencias de sus acciones”. Si vamos a la filosofía encontramos que Aristóteles define la prudencia como “aquella disposición que le permite al hombre discurrir bien respecto de lo que es bueno y conveniente para él mismo”.

En la Biblia,  en Josué 9:4, la prudencia se ha definido como la capacidad del ser humano de medir las posibles consecuencias de los actos y actuar responsablemente. La prudencia implica actuar de manera justa y con cautela, respetando la vida y la libertad de los demás.

Cito estos términos para demostrar que a lo largo de la historia la prudencia es una cualidad que está presente en el actuar de todos los seres humanos, y por tanto en las condiciones de hoy no pierde su valor, sino que se acrecienta.

Seguir cumpliendo el llamado del “Oso Prudencio”, más allá de las leyes en la vía, es hoy más importante que nunca.


Eleonora María Flores Pedraza

Periodista Licenciada en Historia y Ciencias Sociales 1984, muestra interés por el periodismo y los problemas de la sociedad.

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