miércoles, 15 mayo 2024

Se visten de verde patios y parcelas de Villa Clara

La carencia de alimentos es una realidad latente en Cuba, isla duramente castigada por un bloqueo económico y financiero. Pero su gente, ante las adversidades, se crece y da riendas sueltas a la creatividad. Uno de los tantos ejemplos que dan fe de esta manera particular del cubano de enfrentar las limitaciones, se divisa en cómo su población ha hecho productivo pequeños espacios de…

La carencia de alimentos es una realidad latente en Cuba, isla duramente castigada por un bloqueo económico y financiero. Pero su gente, ante las adversidades, se crece y da riendas sueltas a la creatividad.

Uno de los tantos ejemplos que dan fe de esta manera particular del cubano de enfrentar las limitaciones, se divisa en cómo su población ha hecho productivo pequeños espacios de tierra, hoy patios y parcelas en el norteño municipio de Quemado de Guines, que se han convertido en pequeñas fincas de productores que no solo tributan a la mesa familiar condimentos y hortalizas, también ayudan a la economía familiar,  a través  de la venta de sus productos  en establecimientos estatales o particulares.

En los cinco consejos populares del municipio quemadense, ya suman  más de 400 personas las que se han volcado al movimiento productivo de la granja urbana. Unos más acertados que otros,  porque se sustentan en prácticas tan ancestrales como la agricultura ecológica, aprovechando los residuos para fertilizar los suelos, haciendo uso de abonos verdes, humus de lombriz o la producción a pequeña escala de las semillas,  para reducir los altos costos de las mismas.

Ante la carencia de combustibles, azadones y bueyes son los mejores acompañantes  en las agotadoras jornadas de preparación de la tierra que acogerá la simiente.

En este movimiento, unos productores se nutren de las experiencias de otros con más años de vínculo con la tierra y beben la savia de los quemadenses que hicieron historia dentro del movimiento agroecológico  De Campesino a Campesino,  que se enraizó por años en la geografía quemadense transformando maneras de hacer en la agricultura .

No todos son glorias al cosechar, todo depende de la madre natura,  a la que hay que cuidar,  así asegura Enrique Suárez , un productor de notable experiencia en el cultivo del garbanzo que busca el equilibrio biológico en su finca.

Este quemadense confiesa  que aunque el cambio climático y las plagas son una gran preocupación para  lograr las cosechas , aplicando solo el producto químico  necesario no se afectan la diversidad de insectos que mantienen el control biológico en los campos.

Producir no es tarea fácil, pero hay voluntad de salir adelante,  es por eso que  patios y parcelas se visten de verde con la fuerza y pujanza de el cubano.


Marcia Daniel Manrique

Periodista Licenciada en Educación 1999. Desde Quemado de Güines cuenta historias novedosas desde el norte de Villa Clara.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *