jueves, 16 mayo 2024

Por nada cambia la montaña

De Nuevitas, Camagüey, a Manicaragua; de Manicaragua diariamente sube hasta Jibacoa, la capital de las montañas del Escambray villaclareño. Allí, el joven de cuatro nombres como jocosamente dicen sus colegas, el Doctor Nelson Alberto Pascual Giraldo, hace dos años instaló su patria más chica, también compartida con otros sitios durante el período pandémico.

“Es un joven valiente de estos tiempos. Ha estado en zona roja del Hospital Militar Comandante Piti Fajardo, en centros de aislamiento de Villa Clara, en consultas de Infecciones Respiratorias Agudas y actualmente atiende el Consultorio más complejo del Área de Salud: el 01311, “con la mayor cantidad de población y donde más positivos ha generado el control de foco de la zona”, refiere la Doctora Yordayka Elba  Rivero, Directora del Policlínico Paula María Pérez de Jibacoa.

Se le ve poco en el consultorio. Por ahí, aquí, allá, recorre la comunidad montañesa en reclamo no solo de quienes lo saben siempre dispuesto para una miradita o receta, sino en seguimiento a los pacientes sospechosos, positivos en ingreso domiciliario y convalecientes de alta clínica. No sabe de horas o minutos para el reposo, incansablemente trabaja por sus pacientes, así “se ha ganado el respeto y admiración de los pobladores y de quienes lo dirigimos”.

medico manicaragua terreno

Ninguno ha tenido complicaciones y hasta el más mínimo detalle tiene en cuenta al comprobar el estado de los mismos. Experimenta tremenda satisfacción cuando indica alta epidemiológica a los que arriban al tiempo de seguimiento según protocolo, como Yanet, paciente de 37 años, totalmente recuperada y lista para reincorporarse al trabajo. Mientras, Juan Carlos, el poeta de la loma, recién convaleciente en recuperación con apenas pocos días de egresado, requiere mayor seguimiento por las enfermedades de base que presenta.

El doctor Nelson también enfermó, “sé cuánto se padece con la enfermedad, hasta el pesar de contagio a mis contactos, creo que la experiencia como un paciente más me fortaleció como profesional y ser humano, pues cada vez durante la atención  a uno de los convalecientes, no solo imagino y valoro su estado clínico, sino que me pongo en su lugar”.

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A Camagüey va cada cierto tiempo, pero no imagina un día sin subir a la loma. Ahí está su numerosa familia, que junto a la formada en Manicaragua, constituye la razón de su vida. A estas montañas no las cambia por nada.


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