jueves, 25 abril 2024

Transformar comunidades, un asunto de todos

Transformar debe ir tomado de la mano con cuidar , respetar, aportar, cada quien lo que le toca, porque este  es un asunto de todos.

Por estos días, es común escuchar cómo en los barrios más vulnerables del país,  se gesta un programa de transformaciones. Este programa llegó para el bien de los que en carne propia han visto como el lugar más preciado, ese espacio que es nuestra patria chica, se deprimía por programas inconclusos. Asuntos acumulados y pendientes que no fuimos capaces a tiempo de  resolver, porque como dice mi vecino, se debe  poner el parche antes que caiga la gotera.

Parte de los problemas que hoy afloran tienen que ver con el  desvío de recursos del Estado por parte de entidades que no tienen el control como máxima. También estos males  acumulados a lo largo de los años se deben a la   indolencia, o los maratones en culminar obras sin supervisar su calidad, sin  garantizar alumbrado público o echar  aceras o contenes, entre otros tantos detalles que dejan bien claro  cuánto falta por hacer para proporcionar bienestar a todos los lugareños.

Para bien  llegó este programa, pero  sabemos que no se pueden borrar, como por arte de magia, todos los asuntos pendientes,  porque las deudas adquiridas en estos asentamientos se  deben también a una economía endeble y por si fuera poco, con múltiples limitaciones a partir del Bloqueo a esta isla. Pero más allá  de lo que en materia económica o recursos nos puede faltar, se necesita cultivar en cada comunidad el civismo y el compromiso social de todos los que conviven en un barrio. Es inconcebible  apreciar que a estos empeños  de transformación, no se incorporan los vecinos  en algunas  comunidades, cuando serán los propios habitantes quienes a la larga recibirán  los beneficiados de cada acción que se ejecuta.

En materia de transformación,  bien vale la pena transformar males sociales y conductas que distan mucho de los valores y principios de los hombres y mujeres que con sano orgullo nos llamamos  cubanos. Se debe ser enérgico en enfrentar, desde la comunidad, a los que vierten basuras y afean el entorno; a los que sin el mínimo recato dañan un parque, rompen un alumbrado público o rayan una pared.

En los hogares, la higiene, las normas de conducta social también ayudan a llenar de belleza lo logrado. Transformar debe ir tomado de la mano con cuidar , respetar, aportar, cada quien lo que le toca, porque este  es un asunto de todos.


Marcia Daniel Manrique

Periodista Licenciada en Educación 1999. Desde Quemado de Güines cuenta historias novedosas desde el norte de Villa Clara.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *