El último acto de Donald Trump

Casi puedo asegurar que el ascenso a la presidencia de los Estados Unidos de América requiere, además de una fuerte dosis mediática, un aditivo de Reality Show.

Las puestas en escena desde Richard Nixon con su sonado escándalo Wathergate que le costó la presidencia y el desliz de Bill Clinton con Mónica Lewinsky, la becaria de la Casa Blanca que casi le destruye el matrimonio, entre otros trapitos sucios así lo demuestran.

Sin embargo, el que ha roto todos los records es el proceso judicial en que está envuelto ahora el nunca bien remunerado Donaldo Trump. Lo afirmo porque ni el avezado exactor y presidente Ronald Reagan con sus éxitos en la pantalla de los Western ha permanecido más tiempo en escena.

El show Trump no sale de los primeros planos de la prensa internacional por constituir el primer expresidente de los Estados Unidos envuelto en un proceso penal judicial.

Ahora analistas de largo y corto alcance hurgan en profundidad a favor y en contra de este señor que sin dudas se propuso desde su ascenso a la presidencia en su primer y único mandato mantenerse en los planos estelares por su cariz naranja y lo ha logrado.

Las palmas entonces para un aficionado a la actuación que bien pudiera ganarse la vida en las tablas si decidiera retirarse de la política, donde ha sido bastante polémico y cuestionado y no amenazar más con una posible postulación en 2024, algo que, aunque casi fuera de posibilidades no deja de ser preocupante para quienes aman y construyen.