Gente necesaria
Hay relecturas que se vuelven recurrentes y sanatorios para apuntarlarse y evitar que la balanza se incline hacia el dolor. Por ahí transitan los versos, por citar uno entre varios, del poeta argentino Harlem Lima
«hay gente que con solo dar la mano/rompe la soledad, pone la mesa/» y por capricho analógico, no resulta excepcionalmente complicado visualizar la imagen poética.
Y en esa gente necesaria, emerge Marcelino Argüelles, quien junto a su esposa Amparo, no deja que caiga el telón de la oscuridad y con un largo brazo extendido, da, ofrece lo que con espíritu quijotesco, consigue y logra a fin de aligerar cargas y necesidades en tiempos de agobios y carencias.
De la minindustria La Valenciana, proyecto de desarrollo local, salieron litros y más litros de sirope totalmente ecológico para remediar los recortes de azúcar y completar la alimentación en el Hogar de ancianos en un momento nada llevadero ni cotidiano en la institución de salud. Y sin esperar nada a cambio, el hombre necesario donó su primer lote de producción.
Y con ese afanoso andar contra molinos, ya hoy amplió producción variada para continuar haciendo de sus sueños una realidad que concretará próximamente en un proyecto comercial de mayor alcance para los pobladores de Manicaragua.
Entonces, ¿cómo no personalizar a la gente necesaria a la que alude el poeta, esa que inspira y fortalece cuando da su mano?
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