miércoles, 15 mayo 2024

Uso excesivo del móvil y redes sociales hasta última hora del día propicia trastornos del sueño

El uso excesivo de aparatos electrónicos como móviles y computadoras hasta última hora del día y el sobreconsumo de redes sociales están estimulando los trastornos del sueño, pues alteran la secreción de la melatonina, hormona con un papel importante en la regulación del ritmo circadiano y el ciclo sueño-vigilia.

Así lo ha expuesto en el XXIX congreso nacional de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) el neurólogo Emilio Gómez, quien ha informado de que, además de este tercio de la población, otro 10% de los españoles sufre de insomnio crónico, que es cuando se duerme mal más de tres veces a la semana durante un mínimo de tres meses.

Según el neurólogo, estos trastornos del sueño han supuesto un aumento de la prescripción de fármacos, de hasta un 120%.

Se trata de los hipnóticos, “que son los más usados pero también los más peligrosos por la dependencia que generan”, dijo.

Los problemas del sueño vienen relacionados con la pandemia, que ha sido un punto de inflexión en esta patología, según ha informado el portavoz de la SEMG y miembro del grupo de trabajo de Salud Mental, Lorenzo Armenteros.

Este experto ha explicado que antes del coronavirus, los trastornos del sueño “no eran tan llamativos, y ahora es raro el paciente que llega a consulta y no refiere problemas para dormir”.

Otros factores que afectan a la calidad del sueño, además del abuso de dispositivos electrónicos, son la carga de trabajo, el escaso reconocimiento profesional, las situaciones laborales conflictivas y el desempleo.

Para paliar la situación de insomnio crónico, la industria y la investigación médica trabajan en nuevos fármacos.

Gómez ha explicado que son fármacos llamados “los antagonistas de las orexinas”, hormonas que regulan el sueño y la vigilia, que están “muy pulidos y son bastante perfectos”.

El neurólogo, responsable de la unidad del sueño del hospital Ruber Juan Bravo, ha puesto en valor la higiene del sueño, especialmente entre adolescentes, donde los problemas para dormir han crecido y afectan ya al 40%.

También se ha referido a la siesta, que es natural y conveniente si no excede los 20 o 25 minutos.

Ha comentado que es un proceso fisiológico, que en un momento dado (a las tres o cuatro de la tarde) y por determinados cambios de la temperatura, el cuerpo pide dormir, pero ese “pedir dormir no debe llegar a la media hora, porque estaríamos quitando horas al sueño nocturno”.

Si bien ha admitido que siete horas puede parecer un sueño razonable, hay mucha gente que durmiendo esas horas no está en condiciones de afrontar el día, ya que están cansados, irascibles y con poca concentración.


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