Buñuelos de yuca, un exquisito sabor para las fiestas
Los buñuelos de yuca los aprendí a elaborar desde niña. Mi abuela enseñó a mi madre y esta, a nosotras. Una tradición familiar, y diría mejor: una tradición muy cubana.
Pocos ingredientes y buena imaginación para elaborar las formas suman y hacen la deliciosa golosina. Los que aprendí de pequeña siempre tenían la representación similar a un ocho o un lazo. Entonces creía que necesariamente debían ser siempre así, pero descubrí después que sus formas podían variar según la imaginación y destreza de quien los elabore.
En mi receta sugiero que las representaciones sean iniciativa propia. Mi plato es adornado con disimiles formas y figuras.
Ciertamente los ingredientes no cambian con esta receta, aunque creo que quizás otras personas ya hayan cambiado la tradición respecto a la manera de verse la gollería, no obstante, las fechas que se avecinan y la existencia de la más importante de las materias primas que la integran -la yuca-, invitan a la imaginación y la creación.
Recuerdo que este platillo era uno de mis preferidos en la infancia y ahora siguen gustándome. No olvido las mesas de casa adornadas con deliciosos platos y especiales de dulces, donde el buñuelo reinaba entre todos.
El buñuelo de yuca solo necesita un plato de este tubérculo ya cocinado y hecho una masa aplastada o molida. Luego de hervir la vianda para el consumo, tomar una parte o quizás la que quedó después del consumo habitual.
Cuando la yuca ya esté hervida y aplastada, se le agregan dos huevos y harina de trigo. En esta ocasión también agregué unas tres cucharadas de polvo de avena (polvo elaborado de los copos de avena que expenden las tiendas y que quizás no encuentran como usarlo, y se elabora el polvo al batir esos copos en seco en una batidora). No olvide la pizca de sal.
Hecha la masa comenzar a elaborar las formas agrediendo la harina; de seguro por iniciativa propia irán apareciendo las formas y figuras. Esas que invitan a los pequeños de casa a consumirlas, y bueno, a los adultos también.
Poner a calentar el aceite, y cuando esté bien caliente, freír esas imágenes y ponerlas en una fuente para luego bañar en almíbar. Este arrope puede ser natural con unas cascaritas de limón, unas tiritas de anís o quizás un sabor con chocolate, o sirope. También puede ser bañado en mermelada de frutas. Y ya listo para ser consumido, y con él, celebrar la fecha en familia.
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