jueves, 28 marzo 2024

Los huracanes también hacen historia en Cuba

Para los cubanos cada temporada ciclónica es un nuevo reto. Desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre los habitantes de esta tierra se afanan en conservar su vida y preservar sus bienes materiales. La naturaleza le juega una mala pasada y ellos la enfrentan con responsabilidad y disciplina porque saben, que solo así, le ganan la batalla.

Según cuenta la historia cuando Cristóbal Colón expresó que la isla de Cuba era la tierra más hermosa que ojos humanos hubieran visto, acababa de escapar de una tormenta muy fea. ¡Qué alivio! Justo aquel 28 de octubre de 1492, garabateó en su diario de navegación la tremenda tempestad que se le venía encima y, con ese plumazo, se convertía en el primer europeo que se enfrentaba a un ciclón. También, como quien no quiere las cosas, escribía el primer reporte meteorológico de una de las regiones más vapuleadas por la naturaleza furiosa, dígase el primer ciclón informado en la historia de la Isla.

Según la misma historia, el fraile dominico español Bartolomé de las Casas dejó escrito que los primitivos taínos gritaban “ Huracán “ para designar cualquier fenómeno de viento y lluvia, sin saber que tal palabra llegaría a ponerles la carne de gallina a todas las sucesivas generaciones de cubanos y caribeños que heredaron la hermosura de estas tierras y los embestidas de la naturaleza.En fin, palabra que quedó desde entonces para la historia de Cuba.

Un ciclón tropical es un sistema atmosférico cuyo viento circula en dirección ciclónica, esto es, en el sentido contrario a las manecillas del reloj en el hemisferio norte, y en el sentido de las manecillas del reloj en el hemisferio sur.

México, Estados Unidos y el Caribe son las zonas más vulnerables. Uno de los factores que explica que esta parte del mundo sea propensa a los huracanes es que el océano Atlántico, en las latitudes tropicales, tiene la temperatura adecuada para su formación durante más meses al año.

Ya cuando se hable de huracanes, son un tipo de ciclones tropicales caracterizados por vientos de alta intensidad, tormentas eléctricas y lluvias cuantiosas y constantes. Para ser considerado un huracán, cualquier ciclón debe presentar vientos de 119 kilómetros por hora como mínimo.

Desde 1768 hasta la fecha se registran múltiples tormentas, ciclones y huracanes que han dejado una secuela de recuerdos en los pobladores de la Isla mayor del Caribe, similares en el resto del archipiélago.

Dentro de los más destructivos registrados en Cuba, según recoge ECURED, están el del  7 de octubre de 1870. El huracán de San Marcos produjo grandes penetraciones del mar, que inundaron la ciudad de Matanzas y ocasionaron alrededor de 800 muertos. El 13 al 17 de octubre de 1910, llamado ciclón de los cinco días. Muy intenso y que causó cuantiosos daños en el extremo más occidental del país entre el 14 y el 18 de octubre.

Otro de los más grandes registrados en la Isla es el del  20 de octubre de 1926, uno de los más nombrados. Pues desde Isla de Pinos hasta su salida por La Habana, causó cientos de muertos, e infinidad de edificios y casas destruidas con sus vientos sostenidos entre las 120mph/193kph, categoría 3. El saldo de víctimas fue de unas 650 personas, todavía en la isla se habla sobre la palma que fue atravesada por una tabla movida por el viento, para tener una idea de la fuerza de los mismos.

El 9 de noviembre de 1932 Cuba registra un huracán categoría 4, nombrado el ciclón de Santa Cruz del Sur, otro de los más devastadores del Siglo XX. Con vientos sostenidos de 132mph/212kph, al batir sobre la zona, produjo olas de más de 20 pies de altura, y el nivel del mar subió a 6 metros, ocasionado que el pueblo fuera totalmente arrasado.

El mar penetró varios kilómetros a tierra. Esta catástrofe se conoció popularmente como el Ras de Mar de Santa Cruz del Sur , y el huracán continuó su destrucción por toda la provincia de Camagüey, afectando seriamente también parte de Las Villas hasta su salida por la costa norte. El saldo en pérdidas de vidas humanas fue de unas 3,500.

El 18 de octubre de 1944 otro ciclón descomunal tocó a las puertas capitalinas. Se le nombró Huracán de San Lucas o de Caimán Grande, pero para la historia quedó como ciclón del 44, a secas.

El huracán Flora, de octubre 1963 con vientos entre las 140mph (225kph), es otro de los más devastadores que han pasado por Cuba en el Siglo XX. Entró por la Punta de Maisí , y el giro que comenzó a dar por la zona de Manzanillo, hasta su entrada de nuevo por la región de Santa Cruz del Sur, y posterior salida por la costa norte de Oriente resultó devastador. En sus tres días de azotar Cuba, este huracán ocasionó alrededor de 2000 muertos.

Si seguimos la larga lista de tormentas, ciclones y huracanes que han mantenido en vela a los cubanos podemos nombrar a Laura, Gilbert, Michelle, Iván, Lily, Kate y tantos otros hasta Enma, que no porque no los refiera, no dejaron de preocupar y ocupar a los cubanos cada año.

De ahí que desde que se acerca la temporada ciclónica en la Mayor de las Antillas se preparan sus habitantes para el enfrentamiento de la furia de la naturaleza y evitar la pérdida de vidas humanas, y simplificar al máximo también las pérdidas de los bienes materiales y recursos necesarios para la subsistencia.

Este 2021 el enfrentamiento a las fuerzas brutales de la naturaleza es diferente, la COVID-19 que enfrenta la Isla nos llama a ser más precavidos, responsables y disciplinados en su enfrentamiento. Un mayor desafío que sabremos vencer.


Eleonora María Flores Pedraza

Periodista Licenciada en Historia y Ciencias Sociales 1984, muestra interés por el periodismo y los problemas de la sociedad.

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