Por una gastronomía más segura y de calidad
Para lograr este fin, la institución perteneciente a la red del Comercio y Gastronomía, adopta todos los protocolos sanitarios en las áreas de alojamiento y el restaurante, este último brinda servicios de almuerzo y comida a media capacidad, y para reducir la afluencia de público en sus áreas interiores, también brinda servicios en los portales de la institución.
En el punto de venta de alimentos el visitante puede adquirir la demandada merienda, además del trato amable de trabajadores como Eduardo Rivero, un gastronómico que pone en práctica la inventiva de elaborar jugos naturales, entre otras ofertas, que lleguen con precios más asequibles a la mayoría de la población.
Entre las nuevas modalidades que promociona el hotel a inicios de año, cuando los números de contagio crecen, destaca la venta de almuerzos a precios módicos; una completa de arroz moro, yuca, chicharrita y bistec de hígado se vende a sesenta pesos, lo que demuestra cuánto más se puede hacer por lograr la satisfacción del pueblo. Al respecto Esteban Villavicencio, director del hotel Yara destacó que solo hay que pensar en que el poder adquisitivo de la mayoría de los quemadenses no es alto, por ello, con el propósito que los productos que se expenden sean más asequibles, se incrementa el poder de gestión a partir de productores que no cobren a altos precios los insumos de viandas y vegetales, y alterna productos más caros con otros más baratos, para no tener pérdidas y así la población se sienta complacida.
Las historias vividas por este colectivo en dos años de duro batallar contra la COVID-19 también hablan de consagración y entrega cotidiana y bien merecen ser contadas, asegura Sandra González una cocinera que estuvo laborando junto al colectivo, cocinando para los centros de alojamiento y los veintidós puntos de vacunación que se encuentran extendidos por todo el municipio.
Confiesa Sandra que supo de la importancia de su trabajo cuándo tuvo que atender a su familia en el centro de aislamiento municipal, allí conoció cómo los alimentos que ella elaboraba servían para fortalecer a enfermos y ayudar a cuidar sus vidas. Es un gran orgullo y satisfacción haber podido servir desde el anonimato, en medio de una situación tan triste y compleja, asegura esta cocinera, quien asevera que la actual situación limitada de alimentos y con pocas condiciones. la impulsa a hacer más y mejor en beneficio de los lugareños.
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