Despabilar de un cayo embrujado

Sitio de visuales maravillosas, que forma parte del polo Cayo Santa María, ubicado al nordeste del puerto pesquero de Caibarién, en Villa Clara, duerme en silencio por culpa de la pandemia de COVID-19 que afecta al planeta.

El islote se haya entre bostezos en un inminente despertar, cuando arriben visitantes para disfrutar de sus bondades, lugar que recrea la leyenda marinera y tiene mucho de hechizo para la vista y el espíritu.

Área turística favorecida por la existencia de una pista para el aterrizaje de aviones de mediano y pequeño porte que facilita el acceso, o por la hermosa travesía de 48 kilómetros de vía pétrea sobre el Atlántico, acompañada de pelícanos y gaviotas.

Una hermosa villa, construida sobre las rocas de un acantilado y edificada con criterios ecologistas junto a una amplia franja de arena de casi dos kilómetros junto al mar, espera al viajero, espacio ideal para los deportes náuticos como la práctica del submarinismo y el surf.

La flora y la fauna locales cohabitan junto a 24 atractivas cabañas con las comodidades de la vida moderna y desde las cuales se puede observar una gran belleza de la paisajística marina así como también funciona un restaurante especializado a partir de mariscos, además de la cocina internacional.

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Muy cerca se halla una preciosa barrera coralina, una de las más extensas del mundo, a la vez que en esas aguas existe gran variedad de peces.

La zona se caracteriza por sus condiciones inigualables para servir de refugio a la flora y fauna con abundantes variedades endémicas como lagartos, moluscos y el pájaro arriero, y pululan cientos de especies vegetales, entre otras medicinales, melíferas u ornamentales.

Un sistema de canales se convierte en verdadero laberinto acuático entre los cayos, a la vez que ofrece un enorme potencial para los programas de turismo de contemplación y la actividad náutica.