59 años sembrando esperanza y vida

Este 25 de junio el hospital pediátrico “José Luis Miranda” de  Villa Clara celebró su aniversario 59 de creado. La institución con varios  servicios regionales destaca por el potencial científico y la esmerada sensibilidad de sus profesionales, siendo un ejemplo el servicio de nefrología y su sala de hemodiálisis.

Antony es el niño más pequeño de la sala de hemodiálisis de Pediátrico de Villa Clara, y el más bellaco también. Tiene siete años y por su enfermedad poliquística renal es paciente del servicio de nefrología desde que tenía poco más de un mes de nacido. Como consecuencia del avance del padecimiento, es sometido tres veces a la semana  al tratamiento purificador de la sangre.  

Pero Antony -quien a pesar de su corta edad es muy responsable con su enfermedad-, es el primer caso en el servicio, que producto del agotamiento del capital vascular-, se le practicó una nueva técnica quirúrgica. Esta se realizó de conjunto con angiólogos del hospital Clínico Universitario “Arnaldo Milián Castro”.

“El pequeño tiene un acceso vascular a través de la vena axilar el cual se realizó por la técnica de cielo abierto para acceder a la vena subclavia para, de esa forma tener acceso vascular para la hemodiálisis. Este es el primer caso en mis 20 años de servicio de este tipo de proceder que tenemos en la sala”, explicó la doctora María del Carmen Saura, jefa del servicio de Nefrología en la referida institución.        

Como Antony, Celeini -una cienfueguera muy bonita de once años-, y Birtmar, de 17 años -también de la perla del Sur-, son parte de la familia de la Unidad de  Nefrología del “José Luis Miranda”, institución que desde el año 1985 trabaja por elevar la calidad y esperanza de vida de pacientes con enfermedades renales crónicas.

Entre logros más recientes destacan la posibilidad de hemodializar a menores de un año y a niños con un peso inferior a los 7 kilos, proceder de países de primer mundo, que en Cuba se desarrolla a pesar de las limitaciones materiales.

“Iniciamos el servicio con solo un riñón artificial y hoy tenemos  tres de la tecnología de fresenius con  muy buena calidad, pero también sufren los efectos del bloqueo económico por falta de piezas de repuesto. Sin embargo, siempre buscamos las alternativas para que  ninguno de nuestros niños quede sin su hemodiálisis. Además, hemos incorporado el servicio de diálisis peritoneal ambulatoria, así es como logramos  llevar estos infantes a la vida adulta”, explica la doctora.

Pero en esta sala donde los menores permanecen cuatro horas instalados a una máquina purificadora tres veces por semana, la relación entre pacientes y especialista  adquiere otra dimensión.

“Estos niños son como mis hijos, yo los velo, los observo, los cuido mucho y converso con ellos para que aprendan a convivir con la enfermedad”, comenta Idalmis  Pérez, jefa de enfermeras de la sala.         

“Yo no tengo quejas de este servicio, llevo 11 años atendiendo a mi hija quien ha sido sometida a varias cirugías y contra todos los pronósticos, se pudo extender el tiempo de iniciar las hemodiálisis hasta el 2015.Yo solo tengo que dar gracias a estos médicos y enfermeras que han mantenido viva a mi hija”, expresa Leiny  Rodríguez Varela, madre de Celeini.

Realidades como la de Antony, Celeni  y Bitmar, junto a la  entrega incondicional de estos profesionales, acreditan la grandeza de un sistema de salud donde el valor  humano y el amor al prójimo son lo más importante.