sábado, 27 abril 2024

La clave para el pensar y el hacer

En perfecta simbiosis con el legado fidelista, con los irrenunciables principios de continuidad, Cuba sostiene hoy un sistema de gobierno con la ciencia y la innovación como banderas.

La ciencia no es, únicamente, una fuente pura y natural de conocimientos. No es solo métodos, algoritmos, cálculos, experimentos. La ciencia es, a todas luces, un requisito indispensable para la plena independencia y la soberanía de los pueblos.

Así lo entendió, desde la inmensidad de su preclaro pensamiento, el líder histórico de la Revolución Cubana. En un mundo desigual, en el que también los más importantes descubrimientos constituyen mercancías, y son monopolizados por el poder, desarrollar un amplio potencial científico puede hacer, literalmente hablando, como pudimos comprobarlo en fechas muy recientes, hasta la diferencia entre la vida y la muerte.

Por eso, entre los tantos sueños de los que fue artífice, Fidel promovió que se convirtiera Cuba en un país de hombres y mujeres de ciencia y de pensamiento.

Bajo su conducción, mirada aguda, curiosa e inquieta, la científica fue también una de las tantas revoluciones que hemos librado dentro de la obra madre. Junto a los centros de investigación de las más disímiles ramas, creció también una máxima: la de respaldar científicamente los procesos vitales que tuvieran lugar dentro de la sociedad cubana.

Poco a poco, esa premisa devino requisito indispensable para la superación profesional, para la formación académica en cualquier nivel educativo, para la preparación integral de las generaciones nacidas al calor de esta obra.

Mucho le debe la Patria a la ciencia criolla, a la suya, que junto a los lazos de cooperación y solidaridad fundados a lo largo de los años, ha edificado un altísimo prestigio, tanto por la calidad y profundidad de sus resultados y propuestas, como por la calidad humana y el talento de quienes la desarrollan.

En perfecta simbiosis con el legado fidelista, con los irrenunciables principios de continuidad, Cuba sostiene hoy un sistema de gobierno con la ciencia y la innovación como banderas, y, por qué no, como escudo ante los golpes del bloqueo y las inseguridades en las que se debate el planeta.

Fue faro indiscutible en los oscuros días de la pandemia, para poder llevar a puerto seguro el barco de la salud y la vida, mientras otros naufragaron de forma irremediable.

Por eso es el 15 de enero una fecha memorable en esta tierra, por el sueño realizado de Fidel, por el brillante camino recorrido y porque este sigue siendo y será un país donde la ciencia es clave para el pensar y el hacer.


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