domingo, 12 mayo 2024

COP28: el mundo árabe y su compromiso frente al Cambio Climático

La COP28 abrirá sus puertas del 30 de noviembre al 12 de diciembre próximos en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, como continuidad del encuentro celebrado el pasado año en la ciudad de Sharm el-Sheikh, en Egipto.

El mundo árabe acoge por segundo año consecutivo la celebración de la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en su edición 28.

Esta vez, la COP28 abrirá sus puertas del 30 de noviembre al 12 de diciembre próximos en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, como continuidad del encuentro celebrado el pasado año en la ciudad de Sharm el-Sheikh, en Egipto.

En esta ocasión, crear un plan de acción frente al Cambio Climático para frenar, entre otros problemas, la pérdida de la Biodiversidad durante la venidera década será uno de los retos cruciales de la cita que, desde ya, se enfrenta al consenso imposible resultante de los encuentros anteriores.

Si bien la inmensa mayoría de las naciones a lo largo de la celebración de dichas reuniones han llegado a reconocer la importancia de la preservación ante todo del planeta para las futuras generaciones, lo cierto es que los mayores consumidores de hidrocarburos y por ende, principales emisores de gases a la atmósfera, poco o nada ha hecho concretamente para revertir esta situación y varios acuerdos anteriores no han pasado de la firma de un papel.

En ese sentido, Adnam Amin, Director Ejecutivo de la COP28 explicó que “hay un número significativo de países que se oponen a la transición gradual. La forma en la que se enmarca el proceso de dicha Cumbre y creo que parte de la frustración de la misma, es que funciona por consenso. Basta con que un país diga “no” y no habrá acuerdo.”

Más allá del cuestionado otorgamiento de la sede a otra nación islámica, marcada como es habitual por el estigma occidental al mundo árabe y los continuos cuestionamientos a sus sistemas de creencias, su gobierno, su soberanía y el respeto a los derechos humanos en sus territorios, Dubái constituirá un puente donde confluirán todas esas características del Medio Oriente, junto al loable esfuerzo de ese país, uno de los principales productores de petróleo del mundo, de dar un giro hacia la utilización de las energías renovables.

A pesar de poseer semejantes recursos naturales, los Emiratos Árabes Unidos, ubicados en la Península Arábiga y a las puertas del Golfo Pérsico, ponen en práctica desde hace varios años el aprovechamiento de las también conocidas como “energías limpias”, entre las que destaca la energía solar y la energía eólica, en alternativa a su clima desértico y sus amplias y cálidas llanuras, lo cual nos da la medida de que con el adecuado enfoque cada nación puede beneficiarse de lo que tiene en armonía con la naturaleza.

Sobre ello, Amin declaró a Rusia Today: “espero que en un país productor de petróleo se pueda lograr un buen resultado respecto al Cambio Climático. Además del bla bla bla, se pueden lograr objetivos, cambiar de rumbo para llevarnos al bienestar de todos.”

No obstante al empeño puesto por el gobierno de los Emiratos y de un significativo por ciento de las naciones que estarán representadas en la COP28, el consenso indispensable para lograr la decisiva transición energética, limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius, compromiso al que se llegó con el Acuerdo de París en la COP21 hace ocho años, no parece fácil en este momento.

En un contexto marcado por la agudización de las diferencias entre Oriente y Occidente, numerosos conflictos étnicos al interior de varios pueblos, el resurgimiento de movimientos neonazis en otros territorios y la pugna por la cima de la economía mundial que ha llevado a guerras como la de Ucrania, amenazan otra vez la unidad por la defensa del planeta y colocan de nuevo al dinero por encima de lo más importante: la supervivencia de la especie humana.


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