El hermoso arte de tallar la madera

En cierta ocasión mientras realizaba un publicitario para el MINTUR, conocí la interesante historia de los árboles tallados del motel Los Caneyes, uno de los símbolos que identifican la acogedora instalación turística del territorio.  

De estas obras me acordé cuando me  hallé frente a los postes tallados por los nativos de la zona ártica de la costa del Pacifico canadiense hace algunos años.

Una imagen histórica muestra los asentamientos humanos que hallaron los europeos cuando llegaron a estas apartadas regiones las primeras cámaras fotográficas a fines del siglo XIX.

Las comunidades se hallaban  rodeadas de empalizadas para evitar el acceso de osos y lobos y adornadas con amenazantes figuras talladas en postes de madera, para alejar males y enfermedades y espantar esas terroríficas serpientes generadas por las auroras boreales que flotan en las largas noches polares que se extienden por varias semanas.

Aún hoy las medidas de seguridad persisten y durante una excursión por un bosque conformados por ejemplares de cedros que superan los 3000 años, así como añejos pinos y abetos, hallé una cabaña protegida de los depredadores con una empalizada construida con las costillas de una ballena.

La soledad y el sentimiento de sentirse amenazado por fuerzas que no podían controlar generó una interesante tradición en la talla de postes que aun perdura en el presente. Este es un trabajo colectivo en que varias personas trabajan al unísono en diferentes áreas de la madera, bajo la supervisión de un artesano experimentado, para crear su símbolo dentro del conjunto.

Una vez concluida la obra, se espera una ocasión propicia para realizar una ceremonia en que varios postes son izados al cielo amenizados con votos de prosperidad, buena vida y suerte para la comunidad.

Conversé con talladores que han terminado realizando impresionantes esculturas y su arte se ha convertido en uno de los símbolos culturales de Canadá. Les mostré imágenes de nuestras parrandas y también quedaron maravillados.

El ser humano es el mismo, y el arte, ese que identifica y se convierte en la sabia de la nación, siempre será un canto al amor y la vida con la esperanza de un futuro mejor para todos.