Valía del Mejunje Teatral
Fueron diez largas jornadas de puestas en escena, de encuentros entre teatristas, de estrenos e intercambios profesionales en los que los 25 grupos participantes tuvieron iguales oportunidades para mostrar sus obras y su estilo de abordar el arte del tatro.
Hubo teatro dramático para adultos y también distintas opciones de obras para niños. Participaron grupos y teatristas emblemáticos dentro de la escena cubana y además invitados al evento estuvieron los premios nacionales de teatro, Verónica Lynn y René Fernández.
René, también director del Grupo Papalote, dice que a él le interesa ver y saber lo que hace todo el mundo y “me estimula para mejorar lo que hago en su propio colectivo y además este evento le permite dirigirse a diversas agrupaciones y darles sus criterios artísticos y técnicos y recibir los de ellos”.
Por su parte un crítico de arte como Frank Padrón Nodarse expresa su satisfacción con el Festival porque le permite ver grupos y obras provenientes de diversos territorios cubanos y que no se presentan en el Festival Internacional de Teatro de la Habana, y además opina que en este evento se puede ver un teatro en su dimensión menos ortodoxa pero que tiene valores artísticos.
El investigador y crítico de teatro Omar Valiño Cedré, actualmente Director de la Biblioteca Nacional de Cuba, fue otro de los espectadores del Festival al que califica como “el más grande y masivo de los que se realizan en Cuba y tiene además el mérito de juntar una cantidad de grupos, espectáculos y experiencias teatrales que habitualmente no se pueden ver en otros eventos”.
Pero quizás el éxito más deseado y destacable del Mejunje Teatral es la respuesta del público, sobre todo los jóvenes, que asistieron de forma masiva a cada presentación llegando en muchas ocasiones a superar con creces la capacidad del Centro Mejunje, tanto en su patio central como en la Sala Margarita Casallas y lo mismo ocurrió en las sedes colaterales del Grupo Estudio Teatral y la Sala del Guiñol de Santa Clara.
Una muestra de la diversidad y frescura del evento fue el hecho de que el último día se presentaron dos obras de reciente montaje como son los casos de Todos los hombres son iguales del Grupo El Portazo de Matanzas y la titulada No tengo Saldo de Teatro del Viento de Camagüey, esta última una pieza que puede calificarse como desgarradora.
“Este es un espectáculo que intenta llamar y convocar a los jóvenes a pensar en su país, a vivir, trabajar y crear en Cuba porque hay una gran masa de personas que su apuesta de vida y profesional está en este país y hay que darle voz también mediante el teatro.”
Freddy Nüñez, director de Teatro del Viento.
Una de las causas de la gran capacidad de convocatoria tanto entre los profesionales del teatro como entre los públicos fue la decisión de hace pocos años de quitarle al Festival su carácter competitivo convirtiéndolo en un motivo para el intercambio y encuentro de experiencias y así ha sido.
Solo nos queda esperar a enero del próximo año para volver a disfrutar y aprender con las puestas en escena del venidero Mejunje Teatral al que ojalá se sumen otras sedes colaterales en la propia Santa Clara y así nadie tendría que regresar a casa sin ver la obra de su preferencia.
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