Un nuevo día a día…
El despertar más temprano y en pocos minutos realizar varias actividades antes de alistarnos para salir al trabajo, hoy ha quedado en el pasado para muchos, aunque para algunos el despertador interno continúe sonando a la misma hora de antes.
De seguro la calma ya ha invadido sus días y el despertar es menos precipitado y estresante. Así se han reconfigurado los días para quienes mantienen desde el hogar el aislamiento social al que se ha llamado. Otros sus días se han reconfigurado con largas jornadas de trabajo, que seguramente ante el miedo al contagio también han tomado otro matiz.
Es duro para muchos no poder salir de casa. Ver pasar el tiempo más lento que antes y reordenar nuestras prioridades. Así nos sucede a muchas personas que acostumbrados a esos amaneceres tormentosos hoy despertamos más tarde.
Pero reorganizar nuestras prioridades y enfocarlas hacia aquellas actividades que antes nunca alcanzábamos a hacer por falta de tiempo es una buena manera de ver pasar más rápido el tiempo.
Descifrar el placer de cada momento vivido, junto a nuestros amigos, parejas, padres e hijos, de cada meta cumplida, de cada sonrisa, de cada llanto o lección aprendida, nos enseña el verdadero valor de la vida.
Amar a los nuestros desde la distancia, expresar nuestros sentimientos e ideas sin miedos, disfrutar cada comida, cada regalo recibido, cada palabra escuchada nos hace reflexionar y pensar en que hemos brindado con nuestra existencia.
Mantener el optimismo y pensar en el presenta más que en el futuro, en lo que ya ha pasado, nos alienta a mantener la luz esperanza siempre encendida, como apunta la doctora Patricia Arés, reconocida psicóloga cubana.
Observar como otros llevan mucho más tiempo que nosotros en este encierro preciso, nos da seguridad de que el mañana estaremos presentes para todos, familiares y amigos.
Todo esto nos hará este encierro más llevadero, nos hará mantenernos mejor emocionalmente, para cuando todo termine, regresar a las calles más fuertes y seguros, más generosos y con la certeza de apreciar mucho más nuestras vidas.
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