jueves, 18 abril 2024

Sin perder de vista al Caracol Gigante Africano

La presencia en Cuba del Caracol Gigante Africano constituye una preocupación para las autoridades y ciudadanía, por lo que fomentar en la población la percepción de riesgo, constituye un imperativo.

La presencia en Cuba del Caracol Gigante Africano constituye una preocupación para las autoridades y ciudadanía, por lo que fomentar en la población la percepción de riesgo, constituye un imperativo.

Considerado entre las cien especies más dañinas del planeta, este molusco puede llegar a afectar hasta 250 tipos de plantas, por su alta voracidad, además de constituir  un riesgo para la salud humana al ser hospedero de larvas del nematodo Angiostrongylus cantonensis, un parásito pulmonar de las ratas.

Recientemente en el espacio Mesa Redonda, el M.Sc. Michel Matamoros Torres, investigador y especialista de Malacología del Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal, explicó que esta especie omnívora consume mayormente material vegetal, pero puede ingerir lo mismo líquenes y hongos que papel o cartón. Esta característica propicia su adaptación a diversos ecosistemas, así como su capacidad para enterrarse ante amenazas o para protegerse de depredadores, y cerrar su concha mediante una membrana y disminuir su metabolismo en condiciones adversas como la sequía o ante la falta de alimento.

A decir del propio especialista, las condiciones de Cuba devienen un paraíso para la especie a partir de la vegetación tropical, alta humedad, la lluvia, la presencia de carbonato de calcio en el suelo, y la ausencia de barreras naturales que impidan su dispersión.

En este último punto ha jugado un papel determinante la acción del hombre (al adoptarlo como mascota, usarlo para fines ornamentales o de artesanía, como carnada o con fines religiosos), y la transportación de suelo, sustratos y plantas donde pueda haber ejemplares o huevos; según estudios, la movilidad del animal no es significativa para su propagación.

Desde el punto de vista económico, la especie puede causar serios daños a la agricultura. Este caracol se caracteriza por disponer de una dieta polífaga que abarca más 200 especies vegetales, entre ellas los cítricos, coco, plátano, arroz, hortalizas y ornamentales. No obstante, en Villa Clara hasta el momento “no ha sido encontrado en áreas agrícolas como organopónicos y huertos intensivos, que son las unidades productoras con las condiciones más favorables para que aparezca, y por tanto como plaga de los cultivos no se ha reportado ningún daño de importancia económica”, aseguró a CMHW Reinaldo Mesa, al frente del Departamento de Sanidad Vegetal de la Delegación provincial de ese organismo.

Sin embargo, dado su comportamiento voraz, la gran capacidad reproductiva, el crecimiento corporal acelerado y la gran resistencia a condiciones ambientales adversas, esta especie pudiera desplazar a caracoles nativos al competir por el mismo hábitat.

Presente hoy en cinco municipios de Villa Clara-se detectó la presencia del molusco inicialmente por el municipio de Placetas y se extendió paulatinamente a Caibarién, Camajuaní, Santa Clara y Remedios-, el mayor peligro para la salud humana ocurre a partir de una afectación a las meninges por el parásito que porta el referido caracol, y eso tiene una traducción clínica que es una forma neurológica: la meningoencefalitis eosinofílica, solo confirmada cuando se realiza un análisis de laboratorio. La enfermedad se produce cuando los humanos ingieren larvas de tercer estadio, al llevarse las manos a la boca después de tocar los moluscos o por la ingestión cruda o mal cocinada de productos vegetales frescos contaminados por las secreciones de los caracoles.

Según Carilda Peña García, directora de vigilancia y lucha antivectorial del Ministerio de Salud Pública, “la enfermedad se manifiesta por cefaleas intensas y calambres. Aunque la literatura reconoce que hay casos en los que no se revelan los síntomas, si la carga infectante es muy grande puede causar daños severos al sistema nervioso central y puede causar la muerte”.

Fuente: www.cubasi.cu

Por ello las autoridades gubernamentales y sanitarias enfatizan en la percepción de riesgo  y exhortan a la población a cumplir las orientaciones sanitarias  al respecto.

  • Si se detecta esa concha inusual en el domicilio, se debe informar al consultorio o al departamento de control de vectores cercano.
  • No se pueden tocar con las manos ni los huevos ni el caracol, lo que lleva es la destrucción, que puede ser mecánica.
  • Se pone en una bolsa de nylon, lo destruye, le hace un nudo, lo entierra o lo dispone en la basura, de tal manera que no se riegue, y con los huevos se hace lo mismo.
  • Puede  devastarse con sal, pero con cuidado de manera que ese líquido que expele la destrucción del caracol no se riegue, porque ahí está el nemátodo, que cuando se seca, pierde las condiciones de humedad y muere.
  • Si se dispone de cal, se hace el mismo tratamiento, es decir se entierra, pero muerto, pues si lo sepultamos vivo, sale de la tierra.
  • Otras acciones de prevención son mantener limpios los jardines y patios.

Oriundo de África oriental, el CGA es hermafrodita pero no se autofecunda, y puede colocar entre 100 y 500 huevos cada vez, de los cuales nacen entre el 85 y el 95%. En un año, puede poner hasta 1 800 huevos. Alcanza su madurez sexual entre 4 y 5 meses de viday puede vivir hasta 4 años. Su concha puede alcanzar una talla de hasta 20 cm. 

El cumplimiento de estas medidas por parte de la población y su aviso oportuno a las autoridades sanitarias, representa el paso fundamental para impedir la propagación del molusco y sus consecuencias nocivas para la salud y la agricultura.


Carmen Milagros Martín Castillo

Periodista Licenciada en Periodismo por la UCLV 2012. Editora del sitio web de Telecubanacán, amante del universo digital.

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