jueves, 28 marzo 2024

Nombrada como una bendición

De esa manía por las asociaciones, no escapan los toponímicos. Nombres al fin, pueden ser neutros o sugerentes y entre las figuraciones caprichosas descubro los que se acercan o alejan a lugares nombrados aquí en Manicaragua.

A unos les viene como pura ironía; a otros como heredad. Entre los primeros: Marino, El Cacao, El Porvenir, sin rastro o estampa que lo justifique.

La semántica tampoco ayuda, quizás porque en ese sentido, la ciencia del significado se guardó para otros que les vino como bendición. Y ahí está Mabujina, asentamiento rural, casi más de Fomento que de Manicaragua, por su posición rayana con la provincia Sancti Spíritus.

En los toponímicos de la región son evidentes las huellas de voces indígenas. En el citado, según referencia bibliográfica que se atesora en el caserío, mabu proviene de mabuya: “grito de libertad”; mientras jina, amén de la corrección ortográfica, remite a nombre femenino. Mabujina, pues, la compongo metafóricamente como una mujer aguerrida. Así se me aparece, mezcla de candor y endurecimiento. Y esa visión armónica se conjuga en lo apacible de la barriada, en la floresta circundante salida de una paleta de colores, la mesura en el andar de los paisanos, el ocaso del grito o la algarabía, la amabilidad sonora del quehay o el quiubo, formas de saludo rural, breves, pero que revelan la visibilidad de los unos y otros aunque foráneos.

ccs jose marti manicaragua

Aparejado a la cultura del detalle en casas coloreadas y patios limpios, se advierte el sentido de gratitud. A pesar de que corren mejores tiempos, ya en el vecindario pululan los aparatos propios de la era tecnológica, sin embargo, allí se conserva como una tacita de oro la edificación que los unía para las aventuras, el noticiero, la novela de turno, Palmas y cañas, el programa de música cualquiera por si salía la italianita de pelo blanco que se movía como remolino y desorbitaba, o para dilucidar si los hermanos Santos o no eran los que mejor bailaban.

sala video manicaragua

Ese rectángulo mágico un día apareció y de ahí no ha salido, a no ser para renovarlo por otra marca, tampoco ni un rasguño tiene la Sala de Televisión. “Como propiedad cultural y expresión de las bondades con los guajiros de aquí, desde hace tiempo reinventamos su vida útil, aquí la promotora trabaja con los niños de las vías no formales del Programa Educa a tu Hijo y también por salud, se hace rehabilitaciones, por eso está la camilla y todo lo que hace falta”, añade con sentido de pertenencia Leidy Sánchez, Coordinadora de la sala que a su vez se asume como Auxiliar de limpieza, jardinera, electricista y componedora de cuánto se necesite, siempre con el apoyo de los más diestros en la redonda.

juguetes infancia rural manicaragua

Asimismo, las mujeres creadoras de la Brigada FMC -Anap, tienen allí su galería expositiva de los trabajos que salen de sus manos con tanto gusto,porque “además de adornar la salita, muchos de ellos son los juguetes y medios de enseñanza utilizados con los niños de las vías”, refiere Julio Lemes, Presidente de la Cooperativa José Martí enclavada en la localidad, quien junto a la joven Leyané Medel, lidera la organización campesina integrada por recios y pujantes hombres y mujeres que, si no supieron de Francisca y la muerte del también guajiro Onelio Jorge Cardoso, maestro del cuento cubano, se aparejan con el personaje y su eterna y virtuosa sentencia de ”siempre hay algo que hacer.

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Una escuelita pulcra y con maestros de primera, el joven médico de la familia, oriundo de la zona: Manuel Medina, iluminan también en los predios de la localidad rural en Manicaragua, cuyo nombre sí le entra como aprobación.


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