jueves, 28 marzo 2024

Martí está presente en cada amanecer cifuentense

En el municipio villaclareño de Cifuentes la figura de José Martí está presente en cada obra de su pueblo. A 125 años de su caída en combate, lo recuerdan.

Tres cifuentenses tuvieron vínculo estrecho con el más universal de los cubanos. De ahí la trascendencia que tienen nuestro apóstol para los que nacieron en ese pueblo villaclareño.

A José Julián Martí Pérez no lo recuerdan los hijos de Cifuentes solo en fotos, estatuas y bustos en centros de trabajo o estudios, o porque su ejemplo de patriotismo, independentismo e internacionalismo está vigente entre cada uno de los cubanos en cualquier parte de la geografía de este Caimán Verde.  Tampoco por todo lo que escribió e hizo en aras de la independencia de Cuba y por la unidad americana.

Hijos de esta tierra como Ramón Roa Garí, Emilio Núñez Rodríguez y Manuel Piedra Martel escribieron hermosas paginas junto al más universal de los cubanos durante las luchas por la independencia de Cuba.

Aunque La obra “A pie y descalzo” escrita por Roa sobre las condiciones en los campos de batalla, fue considerada por Martí perjudicial para la labor revolucionaria, censura que les provocó ciertas discrepancias, tuvieron la grandeza de olvidar, en función de la patria.

 A decir de Luis Pérez Pérez, historiador de Cifuentes y estudioso de la obra de ambos, Martí en su obra Los Poetas de la Guerra escribió que Roa fue el más original de los poetas de la guerra, Roa por su parte escribe dos sonetos dedicados al apóstol y en uno de ellos asegura que la grandeza de Martí está en unificar a los cubanos del siglo XIX.

Emilio Núñez Rodríguez fue el último hombre el deponer las armas contra el enemigo español durante la Guerra Chiquita. Solo las depone al llamado de Martí desde el exilio cuando en una hermosa carta le asegura … Ud. el último de los vencidos será el primero de los honrados.

A partir de aquí surge una gran amistad que los unió para toda la vida. Tal es el hecho que cuando Martí tiene en sus manos la primera edición de la Edad de Oro, envía una a Cuba a su madre Leonor y entrega la otra a Bernardo Núñez Portuondo, el primogénito de Emilio

Piedra Martel conoce al Apóstol el 18 de mayo cuando este llega a su campamento. Piedra y Martí van juntos al primer combate, al otro día, aquel 19 de mayo de 1895. Aquí encuentra Piedra su primera arma arrebatada al enemigo mientras Martí con la muerte su inmortalidad.

Estas historias perduran de generaciones en generaciones en Cifuentes, son contadas en clases y forman parte del cotidiano andar de los habitantes del Oasis Villareño y a la vez son el estímulo para que sus pobladores continúen escribiendo nuevas páginas de historia.


Eleonora María Flores Pedraza

Periodista Licenciada en Historia y Ciencias Sociales 1984, muestra interés por el periodismo y los problemas de la sociedad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *