viernes, 19 abril 2024

El Alma de Cuba

El 2 de junio de 1899, hace 120 años, falleció en Santa Clara Carolina Rodríguez, La Patriota, amiga de José Martí en el exilio y una cubana entera.

Para los santaclareños es un orgullo contar en la historia de su terruño y de su patria por demás, con una de las mujeres que más quiso José Martí después de su madre: Carolina Rodríguez Suárez, La Patriota, a quien nuestro Apóstol bautizó como El Alma de Cuba.

Carolina nació en una calle detrás del parque El Carmen, sus padres fueron Félix Valois y Ana Francisca.  La historia recoge que fue una mujer de un extraordinario atractivo físico, teniendo grandes admiradores entre sus compatriotas, pero a todos los rechazó en aras de sus ideales patrios.

Carolina se incorporó a la lucha revolucionaria casi desde sus comienzos. Conspiró en la Guerra de los Diez Años, y lejos de aceptar la paz del Zanjón, redobló sus actividades, cuenta la historia.

En Santa Clara trabajaba a favor de la independencia, estaba al tanto de la conspiración, buscaba el apoyo de hombres probados para aquella empresa y expresa su disposición a participar activamente: «Quiero que me avises con tiempo, antes de romper la guerra, para irme al campo», le dice en la carta a Roloff en mayo de 1878, que firma con el seudónimo de Carlota Valdés.

También en su labor clandestina, utilizó el seudónimo de Cubanacán, exponiendo constantemente su vida para llevar armas, medicinas y correspondencia a sus compañeros.

El 29 de abril de 1879 se reunió con un grupo de hombres para establecer y organizar un Club de Revolucionario sujeto al reglamento del Comité de Revolucionario de Nueva York.

Los activos trabajos de Carolina Rodríguez, unido a su condición bien definida de enemiga del colonialismo, hicieron crítica su situación en Santa Clara, en conocimiento por fuentes fidedignas, que el Comandante general conocía sus actividades y estaba dispuesto a detenerla si comenzaba la lucha, determinó su traslado hacia La Habana en agosto de 1879.

En la capital continuó sus actividades conspirativas, siendo deportada por esta razón a Isla de Pinos, donde no decayó su actividad revolucionaria y ese mismo año deportada a Cayo Hueso, y desde allí continuó su lucha por la independencia de la Patria llegando a convertirse en un puntal de la emigración cubana en Tampa, donde ganó el sobrenombre de La Patriota por su actitud destacada con la recaudación de dinero para la Revolución de 1895.

No son pocas las cartas y telegramas de agradecimiento y amor del Héroe Nacional por aquella viejecita que salía cada mañana a trabajar bajo el crudo invierno norteamericano para después donar todo su salario, o casi todo, a la independencia de Cuba.

Tal pareciera que esta mujer a la cual José Martí llamó «El alma de Cuba» o también «la vieja de los cubanos» se propuso hacerlo todo por la Patria, aunque sin dejar para la posteridad suficientes huellas sobre su obra.

En 1898 regresó de Estados Unidos a Santa Clara, enferma, ciega y en estado de miseria, se estableció en una pequeña habitación en la calle que hoy lleva su nombre, y allí recibió la ayuda de algunos vecinos.

Falleció La patriota el 2 de junio de 1899. En su honor, el Ayuntamiento dispuso el 10 de junio de 1899 ponerle su nombre a la calle en que naciera y muriera.

Años después, por acuerdo del propio Ayuntamiento, adoptado el 4 de octubre de 1939, y del Centro de Veteranos y Patriotas de Santa Clara, sus restos mortales fueron exhumados y expuestos en capilla ardiente la noche del 26 de enero de 1940.

Una esquela mortuoria llamaba a los santaclareños a acompañar los restos de la excelsa mujer desde el Centro de Veteranos, entonces sito en la calle Cuba Nro 115 esquina Carretera Central, hasta el Cementerio local.

En la mañana del 27, víspera del natalicio 87 del Apóstol José Martí, los restos mortales de la Patriota fueron depositados en el Panteón de Veteranos, donde reposan actualmente.

Nota: Datos de diferentes publicaciones de internet y Obrascompletas de José Martí. Tomo V.


Eleonora María Flores Pedraza

Periodista Licenciada en Historia y Ciencias Sociales 1984, muestra interés por el periodismo y los problemas de la sociedad.

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