martes, 26 marzo 2024

Con Martí en el corazón

En la finca de Genaro Rodríguez Bealtrón, en Boquerones, radica un bosque martiano que ha hechado raíces en los corazones de los lugareños.
Genaro, junto a los niños, coloca flores blancas al Apóstol.
Genaro, junto a los niños, coloca flores blancas al Apóstol.

En la localidad montañesa Boquerones, del municipio Manicaragua, radica un bosque martiano en la finca del campesino Genaro Rodríguez Bealtrón. Allí crecen varias de las plantaciones apreciadas  por Martí a la llegada en abril de 1895 a Playitas de Cajobabo. Varias generaciones residentes en la zona han vivido la experiencia de acudir al lugar en donde el campesino de corazón martiano les hace sentir la luz del Apóstol.

Hasta la vivienda de Genaro Rodríguez Bealtrón, en las faldas de las lomas de Boquerones, llegan los niños con sus maestros al encuentro con el campesino caficultor que levantó su finca con asiento martiano. Allí acuden con sistematicidad, pero hoy es una ocasión especial.

 Antes de emprender los encargos habituales de cada 28 de enero, todos depositan las flores blancas como tributo al venerable cubano que siempre ha impulsado a Genaro en cualquier aventura.

Genaro y los niños colocan las flores en homenaje al Maestro.
Genaro y los niños colocan las flores en homenaje al Maestro.

Y con el espíritu del hombre sincero de donde crece la palma, guía el periplo por la finca que inicia por el área protectora del río. La siembra necesaria no puede faltar: palma, coco, majagua, higuereta, naranja agria, caoba y cafeto. “Suavecito, no aprietes la tierra, ellas sienten”, musita el cosechero.

“Soy un campesino de corazón martiano, por eso desde nuestra finca y no mía, trasmito a los niños sus ideas, cómo hacer bien, la integridad de los hombres, cómo cuidar la madre naturaleza, la vida”.

Genaro basa su vida en el ideario martiano.
Genaro basa su vida en el ideario martiano.

Tiempo atrás, Genaro se estableció en el área con la idea de fomentar el cultivo de café. Decidió además, sembrar varias de las plantaciones descritas por Martí en el Diario de Campaña cuando apareció en la serranía oriental, por Playitas de Cajobabo, en abril de 1895.Así nació el bosque que recrea el alma y rostro del Apóstol.

Un lugar  especial  en las laderas de piedra negra lo constituye el rincón de las reflexiones, sitio para comulgar voluntades y continuar avivando a Martí como un soplo de luz para todos los tiempos.

Por eso, Yilian Ortiz, la joven maestra de la escuelita de la zona, revive cada encuentro con el bosque martiano, “de niña, visitaba este lugar, planté árboles y continúo viniendo, ahora con mi hijo de nueve años y mis alumnos para trasmitirles esas enseñanzas que conmigo hizo Genaro”.

Y vendrán más genaritos a esta finca, ejemplo de amor a la naturaleza y bondad como lo soñó Martí.


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