A pesar de la pandemia hay muros con vida
El 17 de octubre de 1997 los restos del Che y su Destacamento de Refuerzo encontraron su morada definitiva en una nueva trinchera de combate: el Complejo Escultórico Comandante Ernesto Guevara, en Santa Clara, una ciudad que acogió a los guerrilleros con el compromiso de custodiarlos. Desde entonces el número de visitantes nacionales y extranjeros a la querida Plaza creció hasta superar los millones de personas. En tiempos de coronavirus, la vida cambia y este sitio también.
Según Norys Cárdenas, Directora de la institución, en el mes de marzo tuvieron que cerrar sus puertas, con el paso de la provincia a la segunda y tercera fase, poco a poco comenzaron a retomar algunas de las actividades cotidianas con limitaciones: en el museo no se puede exceder la decena de visitantes y en el Memorial sólo pueden estar cinco personas a la vez.
De cientos de países llegaban turistas a este lugar que ahora parece solitario, pero mucha historia recoge entre sus muros: en 2007 recibió a Hugo Chávez, en 2009 a Rafael Correa, en 2016, los restos del Comandante en Jefe Fidel Castro, la lista de personas, momentos en los que ha sido tribuna, escenario para el homenaje, son incontables.
Aquí los pasillos extrañan los murmullos, las fotos y objetos esperan para ser vistas, quizás, por primera vez, y el Che mira hacia América Latina y se sabe aquí, en una ciudad que protege a los suyos pero no detiene la vida.
Deja una respuesta