jueves, 28 marzo 2024

A la sombra de un árbol: mi ciudad

La tradición pilonga nos trajo hasta aquí. Sus leyendas están en nuestra memoria. Y su historia es uno más de los adoquines del camino. Hoy se cumplen 332 años de la fundación de la ciudad de Santa Clara.

Cuando niña mi abuelo me contaba unas leyendas que me parecían imposibles y fantásticas. Contaba de unos piratas asaltando a un pueblo muy cerca del mío. Contaba de demonios invadiendo casas, calles y hasta personas. Contaba de gente buena y también de gente mala, obligadas a vagar cual nómadas alrededor de muchos años.

Decía mi abuelo que después de un largo tiempo, los pobladores de aquel lugar encontraron al fin un sitio donde crear un hogar y fundar un nuevo pueblo. Decía que muchos de esos pobladores quisieron destruir la antigua villa y fundarse sobre sus cenizas. Me contó entonces que aquel pueblo viejo luchó hasta el final y logró mantenerse en pie. Y que el pueblo nuevo fue muy próspero y nació en un lugar hermoso.

Mi abuelo me explicó que un día lejano ya en la memoria, nació una ciudad debajo de un árbol. “Nació un pueblo debajo de un árbol”, repetía varias veces en mi cabeza tratando de encontrarle sentido. Ese árbol se hizo bosque y esa ciudad fue gloriosa.

Me dijo mi abuelo que nosotros somos parte de esa ciudad. Me confesó que toda esa historia estaba en mi sangre, que mis raíces estaban en este suelo y que un día yo pondría mi semilla en aquel bosque. Antes no entendía, hoy lo comprendo todo. Es aquí, mi querida Santa Clara, bajo la sombra de tus 332 tamarindos y con las leyendas de incendios y piraterías, donde quiero que nazcan mis hijos.


Chábeli Rodríguez García

Estudiante de Periodismo Estudiante de Periodismo UCLV

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