viernes, 19 abril 2024

Woodstock: más allá de la música

Recientemente se conmemoró el aniversario 50 de uno de los sucesos musicales más trascendentales del siglo XX: gran festival de la música en el mundo Woodstock 1969 que ha paso a la historia como "Tres Días de Música, Paz y Amor.

Recientemente se conmemoró el aniversario 50 de uno de los sucesos musicales más trascendentales del siglo XX: gran festival de la música en el mundo Woodstock 1969 que ha paso a la historia como “Tres Días de Música, Paz y Amor.

En muchas partes del mundo se ha recordado este magno evento por las actuaciones de músicos que luego de convirtieron en leyendas como el guitarrista Jimi Hendrix y la cantante Janis Joplin, u otros como la banda del guitarrista Carlos Santana y el cuarteto Crosby, Stills, Nash & Young para quienes el festival representó su punto de partida.

Pero más allá de nombres célebres, y de que erróneamente se considere como un festival de rock (la nómina de los participantes indica que no todos eran “rockeros”, como los trovadores Arlo Guthrie, Joan Baez, John Sebastian y Richie Havens) Woodstock fue, más allá de su música y de la pequeña localidad cercana  a la ciudad de New york, para convertirse en una tribuna de denuncia social y política.

Y es que no podía ser menos, pues este festival devino reflejo del contexto estadounidense del momento, permeado de grandes tensiones sociales suscitadas por las protestas a favor de los derechos civiles. Esta lucha había comenzado desde el 28 de agosto de 1963 con la histórica Marcha sobre Washington que reunió a más de 200 mil manifestantes frente al Monumento a Lincoln, lugar donde Martin Luther King pronunció su famoso discurso “I Have a Dream” (Yo tengo un sueño).

Allí, como en Woodstock,  la trovadora newyorkina Joan Baez interpretó la canción de resistencia “We Shall Overcome” (Venceremos). Aquella marcha no violenta en reclamo por la igualdad de todos los ciudadanos estadounidenses, ante la segregación de los afroamericanos, fue inspiración para la hermandad que floreció en Woodstock seis años después y donde casi medio millón de asistentes contradijeron los cánones establecidos por la sociedad norteamericana del momento.

 Paz y Amor: la contracultura

Cuando Lennon con The Beatles estrenó su canción “All You Need Is Love” (Todo lo Que Necesitas es Amor) el 25 de Junio de 1967 en transmisión satelital para diversas partes del mundo, surgía un himno de inspiración antibelicista. Se ponían a tono los Cuatro de Liverpool con el Verano de Amor que tuvo lugar ese propio año en la ciudad californiana de San Francisco,  y donde cientos de miles de jóvenes se reunieron para celebrar el nacimiento de la contracultura, una actitud social opuesta a los códigos establecidos por la sociedad burguesa estadounidense.

Su máxima expresión la alcanza el Festival Pop de Monterrey, idea del músico John Phillips del cuarteto The Mamas & The Papas, que logró convocar a más de 50 mil personas para presenciar, entre otros, las presentaciones de Jimi Hendrix, Janis Joplin, The Who y Jefferson Airplanes, entidades que por igual resultaron máximas atracciones en Woodstock dos años después.

jimi

Los Hippies

California y su Festival de Monterrey fueron cuna del movimiento “hippie”, expresión y actitud de la contracultura protagonizada por los jóvenes estadounidenses. Largas cabelleras, vestuarios multicolores y comportamientos bohemios caracterizaron la imagen de los hippies, que de esta forma mostraban signos de inconformidad y protesta ante el sistema. Algunos “aseguraron ponerse flores en sus pelos” (Be Sure to Wear Flowers in Your Hair), como reza una de los versos de la canción “San Francisco” de Scott McKenzie, himno del movimiento hippie en 1967. 

mov hippie

La Guerra de Vietnam

Aunque la oposición a la Guerra de Vietnam tuvo sus inicios en 1964 en los campos universitarios de los Estados Unidos, tanto en Monterrey como en Woodstock los músicos participantes se unieron en rechazo a tal contienda bélica en Indochina. En 1969 el presidente norteamericano Richard Nixon intensificaba los cruentos bombardeos sobre la nación asiática y los jóvenes estadounidenses se niegan a ser cómplices de esta injustificable guerra.

Más que canto y canciones, en Woodstock artistas como Joan Baez, John Sebastian, Hendrix, Guthrie, entre otros, expresaron su repudio a las políticas belicistas de su gobierno. Basta con señalar lo que expresó otro de lo participantes, el cantautor Country Joe McDonald, que en su actuación solicitaba a los asistentes repetir a coro: “One, two, three, what are we fighting for?” (Uno, dos, tres, para quién estamos peleando?) para luego rematar ante su audiencia: “Vamos, madres de la región. Empaquen a sus chicos hacia Vietnam. Vamos, padres, y no duden en enviarlos antes de que sea muy tarde. Pueden ser los primeros en su calle en tener a sus hijos devueltos en una caja”.

LSD

Woodstock legó una imagen de “drogadicción” por el generalizado uso de LSD (dietilamida de ácido lisérgico) un alucinógeno muy de moda en la segunda mitad de los años sesenta. De efectos psicodélicos sin que llegase a provocar adicción, la LSD -luego se conocería- fue un arma de la CIA y el FBI para desarticular todo aquel movimiento juvenil, al que algunos llegaron a calificar como “Revolución de los Inconformes”.

La sustancia formó parte de la Operación CHAOS como programa de espionaje doméstico de la Agencia Central de Inteligencia, fomentado en 1967 por el entonces presidente norteamericano Lyndon B. Johnson y continuado por Nixon hasta el escándalo que le costó su dimisión. Dentro de esta operación surge la llamada “Hermandad del Amor”, una formación creada por el agente de la CIA Ronald Stark, que se encargaría de suministrar LSD a todo aquel que lo pidiera. El objetivo: dinamitar el movimiento desde dentro, dejándolo aletargado a base de alucinógenos.

 Un legado que perdura

Woodstock demostró lo que un sector de la sociedad estadounidense pudo lograr sin que la fuerza represiva policial tuviera una mínima justificación para intervenir.
Los concurrentes: músicos y asistentes, colaboraron y se ayudaron entre sí, sin el menor incidente entre las cerca de 450 mil personas que acudieron al llamado de este festival. Catalogado por algunos como utopía, o como una genuina revolución social para otros Woodstock representó una alternativa de resistencia que hoy, más que nunca, necesitaría la nación imperial para frenar el sentimiento ultraconservador y nacionalista de su actual administración.

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Carmen Milagros Martín Castillo

Periodista Licenciada en Periodismo por la UCLV 2012. Editora del sitio web de Telecubanacán, amante del universo digital.

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