miércoles, 17 abril 2024

“Sin libro que las aguante”

Cuando escuché esa canción de Silvio Rodríguez por primera vez,irremediablemente pensé en mi abuela, y luego en otras tantas “Mujeres” de hierro que hoy no me dejaron espacio para garabatear sus nombres.

La melodía era buena, como siempre ocurre cuando se escucha a Silvio, pero el fragmento que verdaderamente me dejó sin palabras y que hoy me obliga a escribir sobre la letra, dice más o menos así:

“me estremecieron mujeres,
 que la historia anotó entre laureles,
y otras desconocidas, gigantes,
que no hay libro que las aguante”

Entonces, cualquier palabra que salga de mis manos, obviamente, no le hará un rasguño a la genialidad de la letra de Silvio, pero sí corre el riesgo de dejar en el anonimato a más de una fémina “de esas que estremecen”:

Las que yo conozco (la mayoría) no salen en la televisión, ni han firmado poemas en las grandes ciudades, ni viajan todos los meses por asuntos de negocios. Digamos que casi siempre van con el mismo par de zapatos y a veces unas libras de más; no tienen tiempo para el café porque hay un hijo esperando en casa.

Las mujeres que yo veo frecuentemente hacen lo mismo casi todos los días, y sin que exista queja alguna de la rutina, ellas prefieren hacer. La que me enseñó a escribir, sigue veinte años después con el mismo polvo de tiza manchando su vestido; la que me recetaba jarabes, ahora está en la zona roja, y la que cuidaba niños, decidió aceptar ancianos…

La mujer que más yo quise ayudó a los rebeldes del Che a esconder sus armas en la casa, la segunda que más quiero me puso la pañoleta, y es la primera en esperarme cuando llego de la universidad.

Pero eso no es todo: la muchacha de la esquina quiere ser astronauta, la chica del laboratorio dice que hay buenas noticias, y la que atraviesa las horas en una fábrica ya no le teme a la soledad.

Así son las mujeres que yo veo, las que ahora sonríen con la mirada sorteando el obstáculo de una mascarilla. Hoy me atreví a omitir sus nombres porque llevan en su historia la historia de otras tantas y sería un egoísmo de mi parte reducirlas a eso. Yo las prefiero así: desconocidas, gigantes, sin libro que las aguante.


Haylem Barroso

Estudiante de Periodismo Estudiante de Periodismo UCLV

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Un comentario en "“Sin libro que las aguante”"

  1. además de la emoción por el contenido interesante y cierto lo quer más me gusta de este trabajo es lo bien escrito que está… va bien como periodista