martes, 26 marzo 2024

Reyes o padres magos, una fecha para alcanzar mayor recompensa

Por estos días en que las tiendas santaclareñas estuvieron colmadas de clientes, recordé mis años de infancia cuando también hacía carticas para los reyes magos con mis peticiones. Parece ser que me tardé en seleccionar el tema, pero la realidad es que me incentivó a reflexionar.

Por estos días en que las tiendas santaclareñas estuvieron colmadas de clientes, recordé mis años de infancia cuando también hacía carticas para los reyes magos con mis peticiones. Parece ser que me tardé en seleccionar el tema, pero la realidad es que me incentivó a reflexionar.

Recordaba cómo Melchor, Gaspar Y Baltazar me estimulaban a mejorar mi comportamiento, a realizar mis deberes escolares cotidianos y por supuesto, a soñar en que me traerían el regalo pedido, como casi siempre ocurrió.

Durante mis primeros años de vida, y hasta cuando ya asistía a la escuela, continuaba imaginándolos en sus camellos desde el lejano Oriente, recorriendo los hogares de cada uno de aquellos niños que cumpliéramos los requisitos, esos que nuestros padres nos imponían en nombre de ellos.

Cierto que cerca de la fecha de su llegada veía los comercios abarrotados de juguetes, y hasta llegue a pensar cuán costosos era comprar aquellos regalos, que veía en vitrinas pero que serían ellos los que los comprarían y llevarían a casa.

Nadie se preguntaba de donde salieron, cómo y cuándo surgieron, solo nos interesaba lo que queríamos que nos trajeran en su morral.

El decursar del tiempo y el crecimiento, junto al contacto social, evolucionó mi pensamiento, y ya sabía quiénes en realidad me hacían aquellos regalos, y me interesé por saber de dónde procedía esa tradición.

Supe que era una tradición cristiana, que la historia de los Reyes Magos, según la Biblia, se remonta a la época del nacimiento de Jesucristo y que según el evangelio durante el tiempo de Herodes III llegaron unos magos en búsqueda del llamado “Rey de los Judíos”, siguiendo una estrella que los guiaba desde el Oriente. La Historia de los Reyes Magos, según los textos religiosos se encuentra en el Evangelio según San Mateo (2,1-12). Texto que no se ha conservado, pero llegó hasta la actualidad porque fue traducido al griego, que era el idioma más utilizado en la época en la cuenca del Mediterráneo, y de ahí paso de generación en generación y de país en país.

Pasó el tiempo y junto conmigo, evolucionó también la sociedad cubana, y ya ni se hablaba de Melchor, Gaspar Y Baltazar. Lo cierto era que en las tiendas existían juguetes y se adquirían cada vez que nuestros padres consideraban que lo merecíamos. Un cumpleaños, los resultados académicos o un buen comportamiento eran merecedores de aquello que exhibían los comercios y tanto añorábamos tener. Entonces la fecha dejó de tener aquel significado para los niños.

Pero durante estos días volvieron las tiendas a abarrotarse de público en busca de regalos para los más pequeños de casa. Padres, familiares y amigos, según economía doméstica, adquirían disímiles objetos para los obsequios del “Día de Reyes”.

Si realmente me traía recuerdos inolvidables hasta el punto de memorizar aquellos que recibí y hasta los más gustados, también sufrí por los momentos en que recordé a mis padres en colas para adquirirlos, en no alcanzar los que quería, y por supuesto, otros en su lugar; hasta recordé los años en que mis hijas en ocasiones heredaron juguetes por la ausencia de ellos en los comercios.

Llamo realmente a la reflexión para darle utilidad a la fecha. Buscar que cada familia le de la connotación que encuentre conveniente. Pero mi llamada de atención está dada en que si utilizáramos esa fecha para que nuestros pequeños, más allá de las creencias familiares, mejoraran el comportamiento (aunque esto se educa y no se compra en tiendas), o alcanzaran índices académicos altos, sería muy bueno celebrar la ocasión.

Sirviera además para aprender a prometer y ser más educados, a dar el asiento en un ómnibus a personas que lo necesiten, a compartir nuestros bienes con el amigo, el vecino o el compañero de trabajo o de viaje. En fin, esta tradición retomada de antaño, podría ser un acicate para ser cada día mejores seres humanos y sería así mejor honrada la llegada de Melchor, Gaspar o Baltazar a cada uno de nuestros hogares.


Eleonora María Flores Pedraza

Periodista Licenciada en Historia y Ciencias Sociales 1984, muestra interés por el periodismo y los problemas de la sociedad.

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