martes, 26 marzo 2024

Orgullo de ser cubano

Cuba, sus símbolos, sus creencias populares, su idiosincrasia y sus valores, el día a día. No hay distinción geográfica: los de aquí y los de allá, la cubanía no impone límites territoriales, se lleva en el corazón y en el actuar. Es un orgullo y una responsabilidad.
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Una mezcla rara, muy rara dicen algunos, entre alegría y dolor; un sentir placentero y una añoranza matizada cuando en tierras lejanas el emigrado se encuentra con algo o alguien que le recuerda a su país, su tierra, su gente. No importa el fin ni los medios por los que salió de Cuba, pero es difícil no reconocer el acento, una cara conocida o sentir calidez al ver un símbolo que te identifica o te hace único. Ese otro lugar te acogió y te sientes parte, pero hijo, sentirse realmente hijo solo cuando estás en casa.

En casa están los pequeños detalles que no sabes explicar pero te calan hasta lo profundo. La facilidad para encontrar en cada esquina alguien hablando de pelota, la espontaneidad para que en cualquier turno médico alguien te cuente de su vida o padecimiento como un amigo más, y mira que eso pudo ser agobiante en algún momento. Pero ese desenfado y camaradería se encuentra en pocos lugares.

Entonces te sorprendes viendo la presentación de tu país en eventos deportivos y se te encoje el pecho cuando se iza la bandera y se entona el Himno nacional; no puedes dejar de tararear tu himno porque la identidad es mucho más que el lugar donde te encuentres. La cotidianeidad esa que nos pasa tan desapercibida día a día, la yuca con mojo, el puerco que, si no se cría con sancocho no sabe igual, el ron entre amigos, la bicicleta para hacer los mandados, al acere y el qué volá, el ser cubano que crea raíces profundas.

De repente te encuentras discutiendo por qué Varadero es la playa más bella y las mujeres y hombres cubanos tienen una “sandunga” única y nadie baila como nosotros, ni se toca salsa como en Cuba. Porque aquí sí “se inventa,  se jaranea y no estamos en na”. Imposible no identificarse, no sentirse único con el solo hecho de haber nacido en esta isla.

Cuba, sus símbolos, sus creencias populares, su idiosincrasia y sus valores, el día a día. No hay distinción geográfica: los de aquí y los de allá, la cubanía no impone límites territoriales, se lleva en el corazón y en el actuar. Es un orgullo y una responsabilidad.


Grettel Rodríguez Bazán

Colaboradora Licenciada en Periodismo por la UCLV 2009, disfruta las creaciones audiovisuales e imparte docencia sobre televisión.

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