Lo que nos toca en el 2020
Siempre que inicia un año cada quien realiza un balance de los logros e insatisfacciones y sobre esa base traza las nuevas metas .
Haciendo un breve recuento, el 2019 fue para los cubanos un año importante, más cuando estuvo marcado por el crudo y bestial recrudecimiento del bloqueo económico. Fueron perceptibles los avances en el programa de la vivienda, en el transporte y en la informatización de la sociedad. Se logró la aprobación de la nueva Constitución de la República de Cuba, se incrementó el salario en el sector presupuestado y se reajustó la economía del país ante la llamada situación coyuntural a partir del mes de septiembre.
Sin embargo, el 2020 -un año que augura ser económicamente muy difícil y también signado por el odio visceral del gobierno de Trump-, reclamará de un mayor apoyo y compromiso de los cubanos.
Habrá que resolver definitivamente asuntos pendientes como el pesimismo, el negativismo y la apatía que tanto daño hacen a los colectivos laborales. El entusiasmo laboral, la responsabilidad, el ahorro energético, la productividad, la calidad y el compromiso tendrán que ser palabras de orden para lograr una economía eficiente.
Asimismo la morosidad en la toma de decisiones, la falta de sistematicidad en asuntos sensibles a la población, la demagogia, las chapucerías y las vulgaridades tienen que ser desterradas del accionar de algunos funcionarios estatales y de la población, si de verdad queremos una Cuba culta y próspera.
Un aparte hay que hacer este 2020 cuando se hable de la ética profesional, aspecto lacerado en nuestra sociedad a causa de las limitaciones económicas y la desmotivación laboral . Y es que hacer bien lo que me toca a cambio de una prebenda, se ha convertido en una práctica cotidiana en cualquier escenario que deja sin amparo a los cubanos de a pie, y da mucho de qué hablar
La corrupción, el robo, las ilegalidades y las indisciplinas sociales tendrán que ser bien acorraladas en este año cuando el país no puede darse el lujo de despilfarrar recursos. En este sentido la mano de la ley no podrá temblar con quienes intenten empañar u obstaculizar el avance del proyecto social cubano.
Para lograr esa Cuba que todos queremos se requiere del esfuerzo y la cooperación de todos, se requiere de un fortalecimiento ideológico donde la confrontación y el dialogo colectivo sea expresión de una auténtica democracia.
La Cuba del 2020 necesariamente requiere pensarla con el corazón, demanda de la histórica y firme unidad de los cubanos.
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