jueves, 3 octubre 2024

Identidad vs. Audiovisual

El público cubano tiene una notable preferencia por el consumo de productos audiovisuales. Sin embargo, desde hace algunas décadas el consumo de filmaciones extranjeras ha aumentado, desplazando en gran medida el consumo de productos de factura nacional en muchos sectores de la población.

¿Has notado últimamente como las expresiones vale o güey se cuelan en el vocabulario de los jóvenes? ¿O quizá te has dado cuenta que los nuevos héroes de los niños, los que imitan cada día y de los que se disfrazan en su cumpleaños, ya no son personajes de animados como Elpidio Valdés? Incluso te sorprenderá saber que los nuevos galanes de telenovela llevan nombres árabes difíciles de pronunciar en lugar de aquellos de fonética hispana a los que estábamos acostumbrados.

El público cubano tiene una notable preferencia por el consumo de productos audiovisuales. Sin embargo, desde hace algunas décadas el consumo de filmaciones extranjeras ha aumentado, desplazando en gran medida el consumo de productos de factura nacional en muchos sectores de la población. Este incremento no se debe solo a los materiales que se transmiten por los canales de televisión nacional, sino a aquellos que llegan al público a través del paquete semanal o el Internet. Y si bien el consumo de contenido foráneo enriquece la cultura y conocimientos de nuestros ciudadanos, su preferencia por encima de los audiovisuales nacionales comienza a ser alarmante.

Desde edades tempranas los audiovisuales extranjeros forman parte de los hábitos de consumo infantiles, que van desde videos musicales hasta dibujos animados, sobre todo aquellos de procedencia occidental. Los muñequitos son una importante fuente de aprendizaje para los pequeños de casa, pues a través de ellos pueden aprender cosas nuevas, reafirmar principios y conocer cómo funciona el mundo en el que viven. Sin embargo, los animados de origen extranjero a menudo les muestran una realidad completamente diferente a la suya, con distinto lenguaje, cultura, estilo de vida y tradiciones, lo que puede resultar confuso para los niños que aún no comprenden del todo lo que sucede a su alrededor. Por tanto, en esta etapa en que los pequeños son tan impresionables e influenciables es importante que el contenido que consuman sea de valor, los ayude a desarrollar conocimientos y habilidades y los eduque con valores acorde a la sociedad en la que nacieron.

En la adolescencia y juventud el individuo desea encajar y ser reconocido por un grupo social, por estas razones experimenta con diversos estilos y lenguajes con los que “se sienta identificado”. Las series, las películas, los reality shows y los videosclips juegan un rol fundamental en la incursión del sujeto por diferentes modos de vida. Las producciones extranjeras vuelven a ocupar un papel casi protagónico en el entretenimiento de los jóvenes cubanos. Los multiversos de Marvel y DC muestran héroes con poderes sobre humanos que salvan al mundo del caos y ubican a Estados Unidos como un país libre donde el mal es erradicado. Por su parte los videos musicales, muchas veces internacionales, imponen tendencias de moda a seguir para ser aceptado. Los programas de telerrealidad también invaden las pantallas de este público. Estos presentan escenas que distraen bastante al espectador, pero a su vez enajena al mismo de la realidad con un contenido mayormente vacío. Por otro lado, el lenguaje se ve modificado por la influencia de series españolas, norteamericanas y coreanas y en ocasiones sustituye a palabras arraigadas en nuestra sociedad a lo largo de los años. .

Las telenovelas constituyen una parte importante de los hábitos de consumo del pueblo cubano, sobre todo del público adulto. Las producciones audiovisuales cubanas en este ámbito siempre han sido muy bien recibidas por la audiencia, sin embargo, las extranjeras han ganado terreno en las últimas décadas. En años pasados las telenovelas de procedencia latinoamericana eran las preferidas en nuestro público, sobre todo las colombianas y mexicanas, pero recientemente estas han sido desplazadas por las de nacionalidad turca, un lugar bastante lejano y que, sin embargo, en tiempo récord ha monopolizado las pantallas de todo un país. Estas producciones se caracterizan por tratar temas de carácter universal, utilizando historias y actores llamativos para captar la atención de la audiencia y mantenerla enganchada con este tipo de contenido.

¿Por qué consumimos más audiovisuales extranjeros que nacionales? Es una interrogante difícil de responder, pues este fenómeno se da por una multiplicidad de factores entre los cuales se encuentra la disminución de la cantidad, variedad y calidad de los audiovisuales cubanos, y su incapacidad de satisfacer totalmente a un público cuyos intereses comienzan a ser más universales y afines con producciones extranjeras, aunque estas no posean, de igual forma, la mejor calidad.

Que las películas, series y novelas extranjeras han tomado el dominio de nuestras pantallas es un hecho innegable, aunque preocupante por el desinterés del público por nuestros propios audiovisuales. Por tanto, ante este fenómeno solo nos resta abogar por lo autóctono e intentar que lo foráneo sea una oportunidad de enriquecer nuestra cultura y no de suplantarla.


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