jueves, 28 marzo 2024

Hacer lo que toca para ganar la vida

Del valor inestimable de la unidad escribió el poeta César Vallejo en un poema que no por azar lo nombró Masa. En él, un soldado caído en combate perdía sin remedio la vida. Un hombre que lo vio le pidió que no muriera, «pero el cadáver siguió muriendo». Otros dos se le acercaron: «¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!». Sin que cambiara…

Del valor inestimable de la unidad escribió el poeta César Vallejo en un poema que no por azar lo nombró Masa. En él, un soldado caído en combate perdía sin remedio la vida. Un hombre que lo vio le pidió que no muriera, «pero el cadáver siguió muriendo».

Otros dos se le acercaron: «¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!». Sin que cambiara la escena, vinieron «veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando «¡Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!». Y hasta millones lo rodearon, pero la muerte inclinaba la balanza. Entonces –cuenta el poeta– «todos los hombres de la tierra le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; incorporóse lentamente, abrazó al primer hombre» y «echóse a andar…».

En tiempos en que el escenario mundial se pinta de tonos grises, mucho nos animaría soñar que el dolor y todas las muertes provocadas por la pandemia, de pronto dejaran de ser verdad, y el tenebroso espasmo tan solo fuera una larga pesadilla. Pero sabemos, incluso cuando el permanente hacer sustente el optimismo, que acabar con los contagios es obra que no podrá conseguir uno solo, ni 20 ni cien ni quinientos mil, si no somos absolutamente todos los que le declaramos la guerra al nuevo coronavirus.

Por estos días, en que un visible rebrote golpea nueve provincias cubanas, y aumentan los casos de la COVID-19 con evolución grave en nuestro país –curva que, al decir del doctor Francisco Durán, debe seguir creciendo, al considerar el comportamiento de los casos positivos que han venido detectándose en el país– se impone cerrar fila a la enfermedad. 

Además de cumplir las medidas sanitarias previstas, las personas deben acudir al médico inmediatamente ante la aparición del menor síntoma y no deben automedicarse. Un diagnóstico, un ingreso, un tratamiento temprano permite una evolución más favorable, sobre todo en aquellos pacientes que tienen más de 60 años o presentan otros padecimientos como hipertensión arterial, diabetes, insuficiencia renal, problemas del corazón y enfermedades respiratorias obstructivas crónicas, ha reiterado el especialista, quien en cada comparecencia insiste en la obligatoriedad de usar el nasobuco, lavarnos frecuentemente las manos y respetar el distanciamiento social.

Una batalla descomunal sostiene Cuba contra una pandemia altamente contagiosa y dura de matar, en aras de defender la vida; pero basta con que uno solo de sus hijos viole los parámetros establecidos, para que una constancia probada, que llega ya a seis meses, la arruine y eche por tierra.

Si todos, sin excepción, hacemos lo que nos toca, la curva caerá en picada, lo imposible será posible. El llamado es colectivo para echar a andar.


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