miércoles, 24 abril 2024

Frente al espejo en la nueva normalidad (II)

No se preocupe tanto por vestir y calzar más allá de los parámetros de la higiene y lo establecido por las normas, súmele a las prendas de vestir ademanes correctos, vocabulario adecuado y buen trato. Todos juntos conforman nuestra personalidad.

Cuando hice el comentario anterior que titulé “Frente al espejo en la nueva normalidad” abordé como elementos esenciales en el porte y aspecto de una persona su comportamiento social, pensé que no sería necesario detallar de que se trata, pero sugerencias de amistades me incitaron a destacar que la apariencia va más allá de una prenda de ropa y un buen calzado.

Cuando hablamos de apariencia personal nos referimos también al comportamiento ante la vida que manifiesta cada quien en su andar por ella. De ahí que decidí amplia sobre el tema.

Vocabulario y ademanes van también de la mano para hacer brillar o empañar la apariencia. No basta una marca de ropa sin un comportamiento adecuado para impresionar a nuestros interlocutores o simplemente a quienes se cruzan en nuestras vidas.

“Hacen falta buenas maneras y algo más…” me dijo Aleida y sé que tiene mucha razón. Mucha gente viste bonito, tiene bello el cabello, las uñas, pero no articula una palabra correctamente. Solo improperios y groserías.

Por eso decidí volver tras los pasos de mi comentario para argumentar que la apariencia incluye esos dotes.

Y si volvemos a la nueva normalidad y buscamos cómo lucir bien para continuar enfrentando la vida, es necesario mirarse bien “frente al espejo”.

Recurro a José Martí en su carta a María Mantilla, fechada el 9 de abril de 1895 al referirse a la elegancia, esa que buscamos muchos para salir de casa, y donde le manifiesta que esta se encuentra en el buen gusto y no en el tipo o el costo del vestuario: “la elegancia del vestido – la grande y verdadera – está en la altivez y fortaleza del alma”.

En la propia carta el Apóstol afirma: “un alma honrada, inteligente y libre da al cuerpo más elegancia y más poderío a la mujer, que las modas las ricas de las tiendas. Mucha tienda poca alma: Quien tiene mucho adentro necesita poco afuera. Quien tiene mucho afuera, tiene poco adentro y quiere disimular lo poco.”

Y como bien dijo el Héroe Nacional cubano, quien siente su belleza interior no busca belleza prestada, solo procura ser agradable a los ojos porque es deber humano causar placer y no pena ante la vista de otros.

De ahí que no se preocupe tanto por vestir y calzar más allá de los parámetros de la higiene y lo establecido por las normas, súmele a las prendas de vestir ademanes correctos, vocabulario adecuado y buen trato, porque esa es la elegancia verdadera: “que el vaso no sea más que la flor.”


Eleonora María Flores Pedraza

Periodista Licenciada en Historia y Ciencias Sociales 1984, muestra interés por el periodismo y los problemas de la sociedad.

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