jueves, 28 marzo 2024

Cuba ante la epidemia: Distinguir las oportunidades en medio de la adversidad

La realidad más adversa puede ofrecer oportunidades, aristas en positivo desde las cuales trabajar. El ejemplo está –respecto a la COVID-19 en Cuba– en que hay buenas señales desde las ciencias exactas, aunque ya se sabe que el comportamiento de la epidemia pudiera complejizarse en las próximas semanas.

A pesar del pronóstico no favorable, saber que la transmisión expresa sus cifras más altas en determinados territorios de la Isla permite enfocarse en ellos, los cuales pueden controlar la situación mientras se combinan diferentes medidas, incluida la vacunación.

Así lo compartió este martes el doctor en Ciencias Raúl Guinovart Díaz, decano de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, quien abrió la reunión de expertos y científicos para el enfrentamiento al coronavirus.

El encuentro estuvo encabezado por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, así como por el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, enlazados por videoconferencia con las autoridades de todas las provincias y del municipio especial Isla de la Juventud.

Guinovart Díaz explicó las proyecciones de la situación epidemiológica, y mencionó a Pinar del Río, Sancti Spíritus y Camagüey como las provincias con la más compleja transmisión. Dijo que para Las Tunas los pronósticos son desfavorables, y sobre Artemisa señaló que, aunque no muestra un alto número de casos, son llamativas las cifras de fallecidos y la tendencia a que crezcan.

“En el resto de las provincias la situación es compleja, pero se manifiesta un cierto control”, dijo el matemático, quien además enunció que “los pronósticos para el país, a corto plazo, son desfavorables”, realidad que cambiaría si se lograra un control en los territorios más complicados.

Ilustrativo resultó el análisis de la enfermedad severa de la COVID-19, cuya primera parte compartió el científico Agustín Lage Dávila.

El experto enumeró tres componentes para reducir la mortalidad: controlar la transmisión, controlar la transición a la severidad, y dar adecuado tratamiento a la enfermedad grave.

Recordó que el porciento de fallecidos en relación con la cantidad de enfermos es el indicador que expresa la letalidad: “En 2020 hubo un pico de letalidad en todos los países”, el cual comenzó a descender a partir de la experiencia que se fue adquiriendo, y de la reacción de diferentes naciones en el propósito de lograr el control.

“En 2020 y 2021 Cuba mantuvo indicadores de letalidad por debajo de la mayoría de los países, y eso es un elemento positivo”, afirmó, así como que el porciento de pacientes que han ido a unidades de cuidados intensivos “se ha movido entre el uno y el dos”, y que “en la última etapa de la enfermedad (esa cifra) no ha subido mucho”.

Dijo que es verdad que tenemos más casos graves, pero “porque tenemos más enfermos”, reconoció el científico, y añadió que hay una determinada tendencia al aumento de la letalidad, sobre todo en los últimos tres meses; y al mismo tiempo una disminución de la edad promedio de los que están en las terapias intensivas.

Estos fenómenos de la transmisión y de la transición a la severidad –explicó– no se dan igual en todos los territorios: “hay donde tenemos una transmisión acelerada, y tenemos una mortalidad proporcional a eso, o incluso por debajo de eso; y hay territorios donde, con menos transmisión, tenemos más mortalidad”.

El experto destacó que a partir de septiembre se ha comenzado a notar el efecto positivo de la vacunación, y acerca del combate por reducir las cifras de la transición a la severidad, resaltó la importancia no solo de vacunar, sino también de ser capaces de “clasificar a los pacientes adecuadamente, que vayan a donde tienen que ir, y que sean tratados de acuerdo con sus factores de riesgo”.

La doctora en Ciencias Lilia Morales Chacón, del Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren), definió esa premisa, conocida como estratificación, como “un pilar importante en el control de la pandemia”.

Ubicar a cada uno de los pacientes según sus características clínicas y demográficas, y en sus escenarios diferentes, resulta impactante para ajustar cada terapéutica, dijo la experta, quien compartió detalles sobre un estudio realizado en 1 504 pacientes de todo el país, que ha buscado evaluar “fenotipos distintivos que podrían tener una asociación con el desenlace final de los ingresados en unidades de cuidados intensivos”.

La heterogeneidad de la enfermedad –rasgo adverso a la estratificación– es innegable. La COVID-19, reflexionó, presenta múltiples incógnitas, por su tiempo de existencia, y por sus características.

El primer ministro, Manuel Marrero Cruz, hizo énfasis en que la vida ha demostrado que, a pesar de los desafíos que plantea la enfermedad, pueden ser revertidas las situaciones adversas, y volvió sobre la importancia de que la principal batalla tenga lugar en cada territorio, siempre a tenor de las necesidades locales.

Seguidamente, sesionó la reunión del Grupo temporal de trabajo del Gobierno para el enfrentamiento a la COVID-19, también encabezada por el Presidente Díaz-Canel y por el Primer Ministro, y en la cual se analizaron no solo los indicadores epidemiológicos, sino, además, la actual disponibilidad de oxígeno medicinal, así como la compleja situación electroenérgética.

El director nacional de Epidemiología del Minsap, doctor Francisco Durán, compartió datos de interés, entre ellos, que en los últimos 15 días fueron diagnosticados 121 052 casos positivos al coronavirus, para una tasa de incidencia de la transmisión de 1 082,2 por cada 100 000 habitantes. Las provincias que en tal indicador mantienen las mayores cifras son Pinar del Río, Sancti Spíritus, Las Tunas, Camagüey, Artemisa, Mayabeque y Villa Clara.


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