Asistieron Raúl y Díaz-Canel a ceremonia de inhumación del general de división Romárico Vidal Sotomayor García
El líder de la Revolución cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz, y el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, asistieron este miércoles a la ceremonia de honores militares e inhumación del Héroe de la República de Cuba, general de división de la reserva Romárico Vidal Sotomayor García, quien falleció en la madrugada del pasado 1 de septiembre.
Es el homenaje póstumo a un hombre de fidelidad incondicional a nuestro pueblo, a la patria, a la Revolución, a su Comandante en Jefe, y que, como lo consideró el general de brigada Jesús Manuel Burón Tabit, viceministro del Interior, en las palabras de despedida de duelo, fue además, un “jefe y hermano”.
Rememoró, además, la “energía, entrega y firmeza” que distinguieron “cada palabra y acción” a lo largo de su vida, las cuales “lo dejan para siempre en nuestros corazones como el joven guerrillero de la tropa del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la Sierra Maestra, que con apenas 18 años se empinó desde la lealtad, el sacrificio y el combate dentro y fuera del país, a la dimensión de Héroe de la República de Cuba, avalada por intensas décadas de lucha junto a su pueblo y su Revolución socialista”.
Al hacer un breve recorrido por la extensa obra del valioso combatiente, mencionó igualmente su servicio en los tres ejércitos y en la región militar de Isla de la Juventud; el cumplimiento en dos ocasiones de misión militar en Angola con participación directa y destacada en decisivas acciones combativas, y su desempeño posterior en el Ministerio del Interior, cuyas filas integró por más de dos décadas.
Evocando la apretada síntesis con que el General de Ejército lo definiera en una ocasión, subrayó su confianza en las decisiones de sus superiores y el empeño absoluto en cumplirlas; la pasión y la entrega en cada tarea encomendada, sea grande o pequeña; el apoyo en sus subordinados y su preocupación constante por ellos, así como su organización, rigor y estricta disciplina ante cada tarea.
“Generaciones de revolucionarios cubanos crecimos junto a él o bajo su magisterio de hombre sencillo, modesto, disciplinado, respetuoso y humilde. Fue un jefe que siempre predicó con el ejemplo personal y el optimismo”, reconoció el viceministro del Interior.
A la entrada del Panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en la necrópolis de Colón, fue el solemne homenaje, en el cual se encontraban varios miembros del Buró Político, entre ellos, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, y el ministro del Interior, general de división Lázaro Álvarez Casas. Allí también, familiares del insigne revolucionario y altos oficiales de los ministerios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Interior.
Solemne e íntimo resultó el tributo, salvas de fusilería, gratitud, silencio… Como colofón, Raúl y Díaz-Canel fueron los primeros en depositar rosas blancas cerca del nicho que protege ya los restos de tan distinguido cubano. Después, lo hizo el resto de los asistentes a la ceremonia, donde se distinguían seis ofrendas florales: del General de Ejército, del presidente de la República, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, del Ministerio del Interior, de la Asociación de Combatientes de la Revolución cubana y de la familia.
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