martes, 26 marzo 2024

EEUU alcanza los cuatro millones de casos de COVID-19, Trump culpa a todos los demás y Nancy Pelosi habla del “virus Trump”

El presidente Donald Trump se ha administrado el perdón a sí mismo. Si el virus ha repuntado de forma generalizada en Estados Unidos, la culpa puede recaer en cualquiera salvo en él. A pesar de que Trump sigue sacando pecho porque el índice Dow Jones bate récords, las cifras sobre el impacto de la COVID-19 continúan sin control.

Estados Unidos, el mismo país de Wall Street, superó este jueves los cuatro millones de infectados. La cifra de casos positivos al día se ha situado en 66 000 y aumenta en 39 estados.

California protagoniza una recaída espectacular. Tras liderar la capacidad de contención, ahora sufre un incremento que le ha llevado a desbancar a Nueva York como el estado con más infectados.

Los expertos en salud pública advierten que el actual número de contagios es más alto de lo que se lleva contabilizado. Podría ser trece veces superior en algunas zonas. La doctora Deborah Birx, coordinadora del equipo de la Casa Blanca, aseguró este jueves que hay once ciudades –incluidas Miami, Nueva Orleans, Las Vegas o Indianápolis– que se han quedado atrás y registran cuantiosos casos. “Cuando ves estos incrementos, es el momento de empezar la mitigación”, recalcó.

También se produce un incremento de hospitalizaciones. Los centros están al borde de su capacidad. En estos momentos, según el recuento Covid Tracking Project, hay 59 628 personas hospitalizadas, cerca de las 59 940 del pico de abril.

Aún peor, el número de fallecidos ha vuelto a relanzarse. Había ido cayendo del tope de 2.300 difuntos hace tres meses a los 470 a principios de este julio. Esto le servía de argumento a Trump, que quitó importancia al repunte precisamente porque los positivos eran benignos.

Este miércoles, por segunda jornada consecutiva, se superó el listón de más de 1.000 muertos en 24 horas, hito que no se superaba desde mayo. En el total, ya hay más de 144.000 fatalidades. Estados Unidos, al que ningún país en el mundo supera, alcanzó el primer millón de enfermos el 28 de abril. Desde el primer caso, le llevó más de tres meses pasar ese récord. En 43 días logró la cota de los dos millones (el 10 de junio). Los tres millones supusieron 27 días y los cuatro, tan solo 16, dígitos que demuestran la capacidad de propagación.

Todo esto desmonta la hipótesis del presidente de que el incremento se debía a la expansión de los test. Sus propios asesores científicos, como el epidemiólogo Anthony Fauci, apostillaron en no pocas ocasiones que la cuestión iba más allá.

De hecho, y aunque Trump alardea de que es el país con más test, los laboratorios a lo largo del país se enfrentan a retrasos a la hora de hacer estos análisis. Esto deja ansiosos a los pacientes y preocupados a los médicos, que han de esperar días e incluso semanas para saber los resultados, en buena parte debido a la escasez de material.

El presidente ha vuelto a las ruedas de prensa, en un intento de agarrarse a un salvavidas. En una de estas le cuestionaron sobre si está enfatizando los problemas de seguridad en algunas ciudades, para lo que envía agentes federales, a fin de tapar su fracaso con el virus. “Pienso que hemos realizado cosas magníficas, que se pueden ver si comparas nuestras estadística con las de otros países”, replicó. Así que, si ha habido un repunte, no se debe a sus prisas por reabrir la economía.

El incremento lo atribuyó a las reuniones festivas, así como “gente joven en bares y otros lugares, como las playas”, dijo. Otro factor lo encontró en los 3 200 kilómetros de frontera compartida con México, aunque hizo un ejercicio retórico poco comprensible. Identificó al país vecino como responsable de más casos en Estados Unidos, aunque añadió que el muro en construcción está funcionando muy bien como elemento disuasorio.

Donde puso más énfasis es en un elemento que forma parte de su campaña de ley y orden, propiciada en oposición a las protestas antirracistas del movimiento Black Lives Matter tras la muerte de George Floyd. “Un gran número de casos –de COVID-19– empezaron entre los jóvenes después de las manifestaciones, que provocaron una relajación”. No ofreció prueba alguna. La ciudad de Nueva York, donde hubo marchas masivas, pero que mantiene bares y restaurantes cerrados –solo terrazas–, tiene uno de los números más bajos de positivos.

El presidente habla del “virus chino”. La líder demócrata, Nancy Pelosi, le llama “el virus Trump”. Pelosi le achacó ayer que si hubiese actuado meses atrás o hubiese defendido antes la máscara, “más gente le habría seguido y podría haber salvado vidas”.


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