jueves, 28 marzo 2024

Una receta diferente

Los modales y la buena educación van más allá de un plato a saborear,hasta la última ración. Sin embargo, queda su placentero sabor durante toda la vida.

Hoy mi receta es diferente: No se trata de un delicioso plato para degustar, pero les aseguro que es de muy buen gusto.

Los modales y la buena educación van más allá de un plato a saborear hasta la última ración. Queda su placentero sabor durante toda la vida. 

Desde que nací aprendí de mis padres y abuelos, buenos modales de educación. Muchas gracias, disculpa, por favor, Buenas tardes, buenos días, buenas noches, Hola, por nada o permiso.

Crecí con la encomienda de que estas palabras son inviolables en el andar cotidiano. No hacer uso correcto de ellas refieren mala educación y falta de respeto.

No consigo, desde entonces, llegar a un sitio y no saludar acorde a la hora del día. Tampoco me imagino no agradecer cualquier servicio, ni disculparme ante una negligencia, y mucho menos no solicitarlo con un por favor.

Aprendí eso mucho antes de mis primeras letras. Ya sabía tararearlos sin saber su caligrafía.

Y aunque este tema ya lo he tratado en otra ocasión, me parece importante volver sobre sus pasos. Aquella vez partí de una mala respuesta que recibí ante un regaño que hice a un pequeño del barrio.

Hace unos días por Facebook encontré un trabajo similar del colega Ricardo R. González y me sonreí al leerlo y darme cuenta que al igual que yo, él es de la vieja  escuela como muchos le dicen a los que ya peinamos canas y nos comportamos así.

Sé que muchas veces escuchamos lo significativo que es cuidar de las buenas formas en cualquier ámbito. En un principio, puede que no parezca muy importante, e incluso, conozco quienes se preguntan ¿por qué son cardinales los buenos modales?

También las redes sociales se encargan de recordarnos que hoy existen doctores que parecen analfabetos por su mal comportamiento, y personas sin estudios, que por el contrario, tienen modales acordes a la educación formal, y no estoy hablando de clase social ni de tipo de sociedad. Solo de la educación que nace con la cuna. Esa que desde que nacemos nos inculcan en nuestras casas.

Muy sencillo: los buenos modales son imprescindibles para vivir en cualquier sociedad. Trasmiten una convivencia pacífica, tranquila y van de la mano en la búsqueda de tus metas finales. Simplemente denotan tu manera de comportarse ante la vida.

No somos malos padres cuando, sin exagerar, exigimos un buen comportamiento en los pequeños de casa y esa conducta no podemos dejarla a la escuela la enseñe como una asignatura más. Debemos comenzar a inculcarla desde que nacen. Es nuestra responsabilidad.

El buen trato hacia los demás, hablar y escuchar, comportarse en la mesa y respetar a los mayores, son también maneras de tener buenos modales.

Las reglas de cortesía y la buena educación, decía mi abuela materna, (quien era exigente en la educación que nos trasmitía), son el pasaporte sin el cual no se puede viajar por la vida.

Hoy vivimos en un mundo cada vez más informal (esto lo leí hace algún tiempo), pero no entiendo por qué esa informalidad de que hablan, la relacionan con los malos modales y el mal comportamiento. Quizás sea que soy de la vieja escuela como ya referí, a la manera de cómo nos llaman a los mayores.

Pero sigo sin querer entender que estos tiempos se divorcien de las buenas maneras entre las personas. Una buena educación, a mi juicio, es de todos los tiempos.

¿O es acaso que pasó de moda la educación formal? ¿Acaso pasaron al olvido, los buenos modales, la buena educación? ¿Y yo aún vivo en la edad de piedra? Me gustaría saber.


Eleonora María Flores Pedraza

Periodista Licenciada en Historia y Ciencias Sociales 1984, muestra interés por el periodismo y los problemas de la sociedad.

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